jueves, 16 de abril de 2020

Sobre el asesinato de Fernando Baez Sosa


“En el derecho se palpa cómo el discurso estructura el mundo real”[1] 


La expresión jurídica “homicidio por placer”  comenzó a circular en los medios a partir del asesinato de Fernado Baez Sosa, en Villa Gesell. Se trata de  un agravante del  homicidio simple. No es algo nuevo, está en el artículo 80 del código penal. En el cual podemos leer  : "se impondrá reclusión perpetua al que matare por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión". La mayoría de los abogados coincide en la dificultad  probatoria  por el carácter subjetivo que tiene.
La pulsión tanática y la pulsión erótica se inscriben, según las épocas, de diferentes maneras en el Otro social.  En el discurso Amo y  más precisamente  en el discurso jurídico.
El aborto, el incesto, la violación, la violencia sobre las mujeres, fueron consideradas de muy diferentes maneras en distintos momentos de la historia. Acorde con esto varía el tratamiento que se le daba ya sea de tolerancia e indiferencia  o condena moral o jurídica. La violación no era un crimen incluso durante  la primera parte del siglo XX, el aborto recién fue considerado después de los enfrentamientos bélicos que hicieron que el número de nacimientos  fuese de interés nacional.
Las obsesiones con la pulsión erótica pasaban por los cuatro pecados capitales, coitus interruptus, homosexualidad, bestialismo y masturbación. Estas modalidades obsesionaban a los educadores, a los religiosos y a los médicos.
El mundo real convulsiona y empuja hacia la aparición de significantes nuevos. Significantes que a su vez estructuran el mundo real.
El éxito de los significantes amos depende del poder de fijar sentidos comunes para una comunidad determinada a partir de una autoridad reconocida.  Por  ejemplo, un significante exitoso es “violencia de género” o también  “femicidio” o  “bullying”
La expresióncrimen por placer”  parece tener cierta afinidad con la perspectiva analítica. Aumentar la condena de un homicidio considerando la satisfacción que hay en juego es la consecuencia  del avance de violencias más cínicas y del empuje al goce que se dan en la actualidad.
En el sentido estricto todo hecho de violencia implica un goce, porque implica  el ejercicio de una fuerza, la intervención de un cuerpo sobre el otro. Hay una satisfacción pulsional que siempre acompaña al ejercicio de la violencia. El paradigma del “goce de matar” está en la crueldad. [2]
Cuando el hecho de violencia está inmerso en un entramado simbólico este le da un sentido, un objetivo. Como dice Lipovetsky de las “violencias salvajes”,  son por venganza o por honor. Intentan  restablecer un orden simbólico perdido.
Las “violencias modernas”, al ritmo del retiro del Otro, en la medida que “el Otro no existe”, van perdiendo el alojamiento en una ficción, se vuelven más evidentemente sin sentido. Ahí, es donde aparece la pregunta ¿Por qué lo hizo? Sin que ninguna razón lo justifique. Así como aparece la pornografía sexual, índice de que no existe la relación sexual, dice Miller, de igual modo tenemos la pornografía de la violencia. Es un ejercicio pulsional  independiente de algún  marco simbólico que revela más abiertamente la satisfacción en juego.
Pero esta descripción de “matar por placer”  no es  el rasgo más destacado del asesinato de Villa Gesell. Algunos artículos que aparecieron en ese momento y se  preguntaban  por la causa, coincidieron en interpretar la  violencia puesta al servicio de “ser macho”  o  “hacerse hombre”. Por ejemplo, el artículo de Juan  Branz   “Rugbiers: Matar para ser macho” que fue publicado en  la  Revista Anfibia . El diario  Pag 12, publicó el 16/2/20  una nota cuyo título era  “El rol de la violencia en el hacerse hombre.”[3] En esta nota opinaron tres psicoanalistas.
Uno de ellos plantea que el centro de la problemática es  ¿Cómo se logra la masculinidad? Y afirma que la masculinidad se trata de la subjetivación de la potencia y que así lo sostiene el psicoanálisis.
Otra  intervención,  recuerda que esa cualidad de la masculinidad se adquiere en la escena totémica, en  referencia a Tótem y Tabú. Opina que los jóvenes están armando una especie de fiesta canibalística distinta. Hipótesis que a su criterio se corrobora, en la hamburguesa  que se comen después de dar muerte a Fernando.
El segundo comentario  llama “ritual” a la secuencia que repetían, pegarle a alguien, filmar y verse. Se interpreta que es a partir de este “verse” que se reconocen como potentes.
Hay también una alusión a la clase social a la que pertenecen, clase que se identifica en la intención de hacer lo que quieren desconociendo la ley. Y eligiendo como “chivo expiatorio” al “negrito”.
Otra intervención señala la cultura del gimnasio de las pesa y de los anabólicos que apunta a mirarse al espejo y ver un hombre potente, o una maquina. Tener  un cuerpo de hombre en el espejo sería un camino en la búsqueda de la masculinidad , se aclara oportunamente “imaginaria”.
Se agrega que  el “verse” no es lo mismo que “crecer o desarrollarse” (?) como hombres. Señala que en ese sentido eran muy importantes los “actos de perdida”  como testimonian los tangos. “El varón que perdía una mina”  Ser capaz de perder una mujer, eso lo hacía hombre.
Otro comentario asemeja el acto asesino a los linchamientos en las redes sociales donde se observa el placer por la humillación y  la descarga de la hostilidad.
Se señala como problema  la disolución de los ritos masculinos, como el batirse a “duelo”, o no respetar ciertas normas como, por ejemplo, “ no se le pega a una persona que está en el suelo o que pide que no se le pegue”. Se concluye que el problema es la disolución de las normas que codificaba la agresión.
Hablando del problema en la búsqueda de la masculinidad, estos analistas hablan del mito, del ritual actual  el cibernético o el antiguo ritual en desuso, el cuerpo en el espejo, la pérdida del primer amor ejemplificado en el tango,  los ritos perdidos, la agresión sin códigos. Estos psicoanalistas hablan como antropólogos.
Los antropólogos, sociólogos, filósofos… suelen abrirnos una ventana a la actualidad  sumamente importante. Pero a ese paisaje debemos de darle la propia lectura, para lo cual es muy importante no olvidar nuestra relación con el inconsciente en su sentido más amplio y con la singularidad del goce.
No es cierto que el psicoanálisis piense  a la masculinidad como la subjetivación de la potencia, una afirmación de este orden justifica los alardes machistas. Que no son más que caminos inconducentes que encierran al sujeto ya sea en la mortificación narcisista o en la exigencia demostrativa  de los acting o de los pasajes al acto.   
La asunción del sujeto de su posición sexuada  es la consecuencia  del complejo de castración, como nudo y encrucijada[4]. El malestar estructural de la sexualidad humana, plantea esta antinomia interna: asumir sus atributos a través de una amenaza o de una privación.  Existe esa contradicción,  para tener hay que poder pasar por el riesgo de no tener y  nada de esto es sin angustia.   Por esa razón frecuentemente se buscan otros  caminos que resultan sin salida, caminos fallidos.
 “El hombre hace su “ser” enfrentando la amenaza de castración, nunca la enfrentan del todo, tienen una especie de lucha Hegeliana del amo y el






[1] Lacan Jacques, El Seminario 17 El Reverso del Psicoanálisis. Pág 16. Paídos, Bs. As. 1992
[2] Citado en el libro La era del espanto del psicólogo alemán Wolfgang Sofsky. Sin marco simbólico se pasa al ejercicio de la violencia en sí misma. En  las guerras se trata de evitar a partir de las nomas del ejercito que haya satisfacciones personales, por el contrario en la masacre de los tutsis en Rwanda, la orden era no matar con armas automáticas sino con hachas y cuchillos, una experiencia más vivida en el cuerpo a cuerpo, sin ninguna razón solo para experimentar el goce en la matar.

[3] Rita Segato desde la antropología lo dice así. “Las mujeres hemos identificado nuestro propio sufrimiento y hablamos de él. Los hombres no han podido hacerlo. La violencia hacia los hombres por el mandato de masculinidad y por la nefasta estructura  corporativa de la fratria (hermandad) masculina.  La iniciación a la masculinidad es un tránsito violentísimo.” Segato Rita Contra pedagogía de la crueldad. Ed. Prometeo. Pág 16


[4] Lacan Jacques “La significación del falo” Escrito 2.




esclavo. La vía que propone Freud es enfrentar la castración lo que no quiere decir comportarse como un psicópata o romperles la cara a todos los hombres como gran objetivo de la existencia o decir ni Dios ni Amo. Sino elegir a quienes uno reserva el afecto de admiración  y que la admiración no impida el punto en juego: enfrentar, en cierto tipo de combate, la amenaza de castración.” [1]
La asunción de una posición sexuada, vivir como un hombre o vivir como una mujer  no es imaginaria. Se logra a condición de enfrentar la propia forma de goce y soportar su conmoción e inconveniencia. La paradoja es que eso que me separa de la comunidad, del ideal y de la moral me permite inscribirme dentro de una posición sexuada.
Las referencias al mito que recién comentamos nos hacen recordar el esfuerzo de Lacan para ir del mito a la estructura. Sobre Tótem y Tabú retengamos el comentario de Lacan, este mito articula el punto del reconocimiento de la hermandad, somos todos hermanos. Para Lacan “el origen de la fraternidad es la segregación. No hay fraternidad sin segregación. Estar juntos, separados del resto.”[2]
Lo más evidente del caso de Villa Gesell es que los sujetos sostienen su “ser hombre” de la pertenencia a una fraternidad que se sostiene a su vez de la segregación. Juan Branz, escribe en el artículo citado:  “ el  discurso y la práctica que me convierte en macho, es exhibir la fuerza con la cual convierto al otro en puto. Perpetuar al otro en ese lugar  “puto” o “negro” es el medio para celebrar la propia masculinidad  blanca”.  
EL  rechazo primordial racista
Hay un  desarrollo previo a los discursos en el que  Lacan comienza a despejar esta idea de la segregación fundamental. Se trata del escrito “Los tiempos lógicos y el aserto de certidumbre anticipada, un nuevo sofisma” un largo título, un texto complejo que se sigue interpretándose. Donde se plantea el problema de los tres prisioneros, como un problema lógico. Que no tiene solución por la vía de la lógica clásica, por eso lo del nuevo sofisma, como parte del título. Es en este escrito en el cual se articulan los tres tiempos lógicos: instante de ver, tiempo para comprender  y momento de concluir.
Al final del escrito, Lacan aplica el aporte de la lógica colectiva que ha desarrollado sobre los tres prisioneros  a la inadecuación que se siente al afirmar “yo soy un hombre”. Es una inadecuación  que  se produce por  la dificultad  del yo de identificarse con una “proposición afirmativa universal”, al  “Todos los hombres …..” . “Hombre”  es una clase que comprende de manera abstracta a un número indefinido de individuos, se trata de una “generalidad” [3].[4]. Es hipotética con relación a la existencia, puede ser un conjunto vacio, del tipo “todos los unicornios son azules”  De ahí la necesidad de articular el “hay uno que no” o “no hay uno que no”. En la lógica proposicional se trataría de dos tipos de cuantificadores el universal y el existencial. Se trata de la lógica aplicada a las formulas de la sexuación. Otra manera de decir lo mismo sería,  si no se puede definir la cualidad de la clase es necesaria la excepción. Se dice sobre la excepción a la regla que confirma la regla, no es esa la idea, no pasa por ahí. La excepción, en su cualidad de excepción hace presente que existe una regla, no la confirma, solo anoticia de su existencia. Además quien denuncia la excepción se  asume como aquel que esta concernido por la regla y aporta la prueba de la existencia que  falta a la proposición universal.
Lacan escande con los tres tiempos “lógicos” los pasos  que se dan para llegar a esta afirmación “ yo soy un hombre”..[5] Para la identificación hace falta tiempo y la topología que nos indica como lo externo se encuentra en lo más intimo del sujeto.
1.     Un hombre sabe lo que no es un hombre.
2.     Los hombres se reconocen entre ellos por ser hombres.
3.     Yo afirmo ser un hombre, por temor de que los hombres me convenzan de no ser un hombre.
En el primer punto “hay uno que no”  revela que la asimilación humana es asimiladora de una barbarie, que parte de un rechazo primordial racista, afirmando saber lo que no es un hombre.
La identificación final asumida por el aserto, es una identificación imaginaria, yoica, el juicio asertivo se manifiesta por una acción.  Eric Laurent  comenta la forma del “aserto subjetivo anticipado”, dice que le da un valor más verdadero a la afirmación. “Me afirmo” es una identificación conclusiva, una identificación como afirmación, en su relación con lo colectivo, con el Otro. Es una afirmación que puede tener el valor de un acto. Pero puede también suceder  que  la urgencia dada por la variable temporal que empuja a concluir, ante el temor de que el retraso engendre el error, introduce prematuramente la acción. Por el temor de quedar afuera de la identificación, el sujeto puede precipitarse en un pasaje al acto, con el acortamiento del tiempo para comprender.
Esta lógica  hecha luz sobre múltiples situaciones.  Desde el rechazo y la crítica social más trivial, hasta la exclusión, el racismo y actos de crueldad habilitados al suponer en el otro la indignidad humana.  Lo necesidad de ataque y discriminación se genera por la propia necesidad  de identificación y pertenencia.

Graciela Ruiz
Abril  2020






[1] Laurent E. Posiciones femeninas del ser. Pág 68. Ed Tres Haches.
[2] Lacan Jacques. El Seminario. Libro 17 El reverso del psicoanálisis. Pág. 121
[3] Lacan. Diferencia entre colectividad y generalidad.
[4] Laccan J. Seminario de la Identificación.
[5] Lacan Jacques. Escrito 1.  El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada… Pág 202.Comentado por Eric Laurent, en  “Las paradojas de la identificación” y en “El Otro que no existe y sus comités de ética” donde comenta la novela de Musil. “Las tribulaciones del estudiante Törless”