Amor - odio como paradoja del sujeto.[1]
Graciela Ruiz
No se conoce amor sin
odio y esto ha sido explicado de diferentes maneras.
“Ambivalencia”, termino Freudiano para nombrar la convivencia del amor
y el odio.
Freud observa que la primera
de las pulsiones sexuales es incorporar o
devorar, una modalidad del amor coincidente con la destrucción del objeto,
apenas diferenciable del odio.
En la problemática del odio y del amor debemos
incluir al “yo”. El “amar” se instala en
el vínculo del placer del yo con el
objeto y se fija en los objetos que satisfacen las necesidades de las pulsiones
sexuales sublimadas.[3]
El odio es primero y esta en el rechazo
inicial al mundo exterior que funda la constitución del yo. El odio y lo
pulsional se nutren recíprocamente.
Con las primeras enseñanzas de Lacan entendemos que la fuerza pulsional, más la
formación del yo a partir de la imagen, revelan el origen narcisista del amor y la tensión agresiva con el semejante, como
efecto imaginario.
Ya en ese momento Lacan escribe[4]
sobre “la agresión suicida del narcisismo”. La tendencia suicida, expresada en
el mito de narciso, yace en lo que se supone el amor a sí mismo. No le es ajeno
al amor la destrucción del objeto amado.
[1] El titulo remite a articulo de Eric Laurent. Lacaniana 26. pág 102
[2] Dicho de una sujeto en análisis.
[3] Freud,S.
(1976)” Pulsiones y destinos de pulsión”Obras Completas, T. XIV .pág 132.Bs.As.
Amorrortu.
[4] Lacan.
J.(2003) “Acerca de la causalidad psíquica”
Escritos 1. Bs.As. Ed. sigloXXI. Pág 177
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