viernes, 5 de junio de 2009

El nucleo mismo de la autoridad no está en el poder sino en el deseo


Apuntes para un trabajo sobre la autoridad
Resumen de la presentación de

Hebe Tizio

Hablar de nuevas formas de autoridad auténtica y establecer su relación con la familia resulta difícil como lo es siempre que uno se refiere a lo que toca el momento en que se vive porque no hay la distancia suficiente para reflexionar.
El tema de la autoridad me preocupa desde hace tiempo porque es un lugar común decir que hay “falta de autoridad” y que por eso hay problemas con los adolescentes y niños de hoy no sólo en el ámbito familiar. Ni que decir que los tiempos moralizadores que vivimos abundan en esta línea y las supuestas soluciones que se ofrecen tematizan retornos autoritarios. Esta orientación hace recaer todo el peso en los sujetos que supuestamente necesitarían el tratamiento de una mano más firme. Creo que no se trata de “falta de autoridad” sino de una autoridad diferente y sobre esto el psicoanálisis tiene algo que decir.

Se podría hacer la historia de la humanidad a partir de las diferentes modalidades que ha asumido la relación autoridad- poder. En ese proceso, determinado por los cambios de discurso, se han ido desnudando poco a poco los velos de la sacralidad y separando la autoridad y el poder. Para occidente ese movimiento ha seguido los avatares de la función del padre y ahora la cuestión se juega en relación al núcleo de la autoridad, ¿qué es lo verdaderamente auténtico de la autoridad?
No es lo mismo obedecer por temor al castigo que dejarse orientar. Efectivamente se puede hablar de la necesidad de una orientación en la vida y cuando esto falta de sujetos desorientados. Hay que recordar que el término orientación hace referencia a determinar la posición o dirección de algo respecto a un punto cardinal. Y que viene de orientar que deriva de oriente del latín orĭens, -entis, part. act. de orīri, aparecer, nacer.
Se trata de una autoridad que oriente en relación al punto cardinal del sujeto y no del autoritarismo del castigo. Hoy el castigo casi no tiene efecto, no existe lo ejemplificador porque no se sacan consecuencias. Por eso es interesante estudiar las nuevas formas disciplinarias en la época de lo “políticamente correcto” como por ejemplo el uso que se hace de la medicación.
¿Se trata de pérdida de autoridad o de la pérdida del poder que muestra lo que hay detrás de ese velo? ¿Cómo se sostiene la autoridad sin el poder directo? Porque el poder directo hace que el sujeto obedezca pero esto no es lo mismo que el consentimiento.
El psicoanálisis, por el momento en que surge interroga las bases de la autoridad y el poder. El psicoanálisis introduce una nueva autoridad pues pone en primer plano la transferencia y el mandar no como amo sino como resto.
El núcleo mismo de la autoridad no está en el poder sino en el deseo puesto en juego, en la satisfacción que produce una función bien estructurada sintomáticamente pues permite sostener un agujero.
La autoridad implica el reconocimiento del Otro, es lo que la diferencia del autoritarismo. Pero no se trata de la demanda de reconocimiento que siempre desautoriza, sino del reconocimiento causado, efecto que viene por añadidura, porque se hace lo que se cree que se debe hacer para sostener la función de manera competente. Dicho en otros términos, no hay autoridad sin transferencia y lo que se transmite es la fortaleza del propio anudamiento sintomático que sostiene agujeros que permiten inventar.
La familia es la institución encargada de la operación civilizadora sobre el goce y encarna así al Otro regulador que realizaría una transmisión adaptativa siempre traumática. ¿Cómo se hace esta operación? El psicoanálisis pone de manifiesto que hay un aspecto irreductible de la transmisión. Se trata de la función de residuo que se juega en la necesidad de un deseo que no sea anónimo para humanizar al viviente.
Los niños y jóvenes de hoy -que se orientan más por el objeto, que buscan la información en Internet-, saben reconocer que la única garantía de la autoridad es el deseo. Muchos de sus rechazos son respuestas a las formas anacrónicas que velan un deseo muerto que se traduce muchas veces en odio. En realidad buscan despertar en el otro el punto vivo pues necesitan la ayuda de una orientación y por ello son muchos los que consienten al análisis.
Se trataría de pensar una autoridad instrumento, pragmática y flexible, que puede dar elementos para que cada uno haga su propio trabajo, encuentre su propio tema que es una forma de trabajar su síntoma pues es una autoridad del lado de la autorización. Esto es lo que responsabiliza pues permite construir.
Como resultado de este trabajo se me vuelve a platear la cuestión de la formación del analista y creo poder entender mejor por qué Lacan hablaba de su posición de analizante en su seminario y se preguntaba de dónde viene eso, "esa enseñanza cuyo efecto soy.” Con ello señalaba que se autorizaba a ser efecto de su síntoma y esta autorización generaba transferencia.

Hacia las VII Jornadas de la ELP realizadas en el 2008

martes, 2 de junio de 2009

El VEL

Este jueves, 4 de Junio, se realizará una reunión con los grupos de Investigación del DepartamentoVEL, en la EOL, a las 21hs. Invitamos también a aquellos que deseen desarrollar una actividad de investigación, en forma individual o grupal, sobre temas afines con la violencia.
El lunes, 8 de Junio, Ernesto Derezensky continuará con las clases sobre "El familiarismo delirante" que se dan en el espacio del Seminario del Departamento, en la EOL, a las 13,30hs.

El miedo a la ciudad


Beatriz Sarlo

En los diarios sobre papel, la crónica roja se ha convertido en crónica cotidiana, desbordando los límites del género y ganando el lugar de la "información general". Ya no hay página ni sección policial propiamente dicha, sino que este tipo de noticia atraviesa el diario, radicandose más intensamente en algunas secciones y compitiendo en tapa. Jesus Martín Barbero escribió: "Los medios viven de los miedos". Lo contrario tambien es cierto. La ciudad real, los suburbios reales y los de los medios a veces coinciden y otras se contradicen. Pero, en cualquier caso, los medios ofrecen una idea de ciudad y de suburbio que puede ser más fuerte que la experiencia.

No tiene sentido comparar "la realidad de la experiencia" porque ella no existe sino mezclada (como si se tratara de pigmentos de dos colores) con "la realidad de los medios".

No hay ciudad sin discurso sobre la ciudad. La ciudad existe en los discursos tanto como en espacios materiales, y asi como la voluntad de ciudad la convirtió en un lugar deseable, el miedo a la ciudad puede volverla un desierto donde el recelo prevalesca sobre la libertad. La ciudad se parte y de su utopía universalista se arrancan pedazos que unos consideran extraños porque justamente allí están los otros.

De su libro "La ciudad vista" pag:97. Ed. siglo XXI

lunes, 1 de junio de 2009

"Me hubiera encantado matarlos yo"



Se vienen sucediendo declaraciones similares en boca de ilustres famosos televisivos, por supuesto, los medios se hacen eco gustosamente.

"Hay que matarlos a todos", "todos" que hace Uno, en su vertiente superyoica.

Se desconoce que en este momento de la humanidad se ha renunciado al ejercicio de la violencia individual para que sea el Estado quien la ejerza en beneficio del resto, esto es un detalle sin importancia, frente al valor(en todo sentido) que adquieren sus ¡tan bien intencionadas declaraciones!. Este desconocimiento del Otro es correlativo de un delirio de identidad.

Se trata de un estado de locura yoica, ninguno de los vociferadores es ajeno a la exacerbacion narcisista.

"hay una afinidad estructural constante, del yo con el lugar , la posición e incluso la vocación de victima"

"personas reales que creen tener el deber de encarnar una función en el orden del mundo, por lo que adoptan muy bien el aspecto de victimas elegidas"
J. Lacan "Acerca de la Causalidad psiquica"citado por J.-A. Miller en el Seminario Doc.