sábado, 16 de junio de 2012

Segregación y racismo

La Segregación constitutiva

Marcelo Marotta (*)

En el marco de lo que, a mi entender, caracteriza la tarea de un Ateneo de Investigación presentaré un estado de trabajo referido a la investigación que me suscitó la lectura de dos párrafos de la versión oral de la Proposición de Octubre, donde Lacan afirma:

“La solidaridad de las tres funciones capitales que acabamos de trazar halla su punto de reunión en la existencia de los judíos. Lo cual no ha de asombrar cuando se conoce la importancia de su presencia en todo su movimiento.

Es imposible liberarse de la segregación constitutiva en esta etnia con las consideraciones de Marx, y mucho menos con las de Sartre. Por este motivo especialmente la religión de los judíos debe ser cuestionada en nuestro seno".

Conviene en primer lugar ubicar el contexto conceptual en el cual Lacan produce estas afirmaciones. Acababa de indicar que, como condición previa de una crítica al nivel del psicoanálisis en extensión, se deben tomar tres puntos de referencia, que a su vez se reparten en los tres registros de lo simbólico, lo imaginario y lo real. Para una mejor comprensión podemos tomar los párrafos que se refieren al mismo tema en la versión escrita de la Proposición. (También contamos con un artículo de la revista Uno por Uno N° 35, donde Diana Etinger trabaja estas cuestiones.)

El primer punto de referencia que toma Lacan y que ubica en lo simbólico, es la discusión acerca del lugar que ocupa el mito edípico en la doctrina. En lo imaginario habrá que estudiar el “tipo existente” de sociedad psicoanalítica, aquí se refiere a la IPA, que se caracteriza por la estructura de grupo, tal como lo quiso Freud. La promoción de los efectos de identificación que allí se producen, se encadenan a la manera de concebir los finales de análisis. Por fin en lo real, habrá que considerar el “advenimiento, correlativo a la universalización del sujeto procedente de la ciencia, del fenómeno fundamental cuya erupción puso en evidencia el campo de concentración.” Se trata entonces del nazismo como precursor de los procesos de segregación cada vez mayores. Lacan encuentra una congruencia entre esos fenómenos de segregación y la segregación intelectual del psicoanálisis mismo, lo que conlleva a la extraterritorialidad científica de la IPA, algo que ya había tratado en su escrito “Situación del Psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956” y que presenta como prefacio de la Proposición. Es así como considera que el psicoanálisis se mostró sensible a esas formas de segregación, no dejando, dice, “a ninguno de sus miembros reconocidos en los campos de exterminio”. Pero, podemos agregar, que eso también tuvo como correlato un mayor retorno al grupo y una disminución en la producción de la doctrina: “El análisis aparece así protegiendo a sus partidarios por una reducción de los deberes implicados en el deseo del analista.” Así es como lo plantea Lacan en la primera versión de la Proposición, marcando “el horizonte complejo... sin el cual no se podría configurar la situación del psicoanálisis “, luego de lo cual vienen los párrafos por los que nos interesamos al inicio: “La solidaridad de las tres funciones capitales que acabamos de trazar halla su punto de reunión en la existencia de los judíos....etc, etc."

Debemos comentar que esta explicitación no aparece en la segunda versión de la Proposición, allí más bien se interroga si, considerando el origen de Freud, su introducción natal, dice, en el modelo secular de este proceso, (parece referirse aquí al proceso de segregación) debemos atribuirle el asegurar en su grupo el privilegio de la flotación universal con la que se benefician instituciones como la iglesia y el ejército. Podríamos referirnos aquí a la influencia que la tradición judía tuvo en la obra de Freud. Lo abordaremos más adelante.

Es evidente que Lacan no sólo busca respuestas, sino que al mismo tiempo propone que nosotros también las busquemos, que investiguemos sobre estos temas que se refieren al anudamiento entre el psicoanálisis en extensión e intensión. Y eso es lo que hoy intentaremos realizar.

1) Algo sobre las referencias

a) La cuestión judía según Marx
Si bien Lacan comenta que es imposible liberarse de la segregación constitutiva de esta etnia con las consideraciones de Marx, tomamos en cuenta que lo cita y, por lo tanto, fuimos a investigar.

En el texto de 1844, “La sagrada familia”, Marx y Engels, polemizan con Bruno Bauer y en el capítulo 6 presentan distintos planteos que fundamentalmente se centran en el modo de abordar y caracterizar la cuestión judía. Marx cuestiona, por ejemplo, que se considere el tema de la religión sólo desde el punto de vista religioso. La naturaleza de la cuestión judía es económica, política y al mismo tiempo religiosa. No se debe explicar al judío real por medio de la religión judía, sino que hay que explicar a la religión judía por medio de los judíos reales. Para Marx, entonces, el judaísmo real, profano, y como consecuencia el judaísmo religioso, es constantemente producido por la vida burguesa moderna y encuentra su última expresión en el sistema financiero. El judaísmo no se ha conservado por cuestiones religiosas y a pesar de la historia; sino que se conservó y se desarrolló por, en y con la historia y ese desarrollo hay que buscarlo en la práctica industrial y comercial y no en la teoría religiosa. La vida tenaz de la religión judía se la explica por los elementos prácticos de la sociedad burguesa, que encuentra en esta religión un reflejo fantástico. La emancipación humana y la liberación del hombre del judaísmo, debe ser considerada como una tarea práctica general del mundo moderno, del cual Marx afirma que es judío hasta lo más íntimo de su ser. Se comprueba cómo Marx busca la solución tomando al que denomina el judío real o profano identificándolo además con el mundo de las finanzas.

Para Lacan la cuestión de la segregación constitutiva pasa por la religión. Pero antes de ver cómo aconseja abordar este tema, recorramos un poco las consideraciones de Sartre

b) La cuestión judía según Sartre
Sartre, en su libro de 1944 “Reflexiones sobre la cuestión judía”, enmarca la autosegregación a partir de su idea del hombre como un ser “en situación”. Para él el ser humano forma un todo sintético con su situación biológica, económica, política, cultural, etc. Percibimos aquí un modo de conceptualizar opuesto al de al inadecuación estructural entre el sujeto y el Otro, tal como lo planteamos en psicoanálisis. Para Sartre todos tienen en común una condición, un conjunto de límites y sujeciones. Por lo tanto si queremos saber quién es el judío debemos indagar su situación. Luego de considerar que la comunidad judía se ha vaciado poco a poco de los caracteres nacionales y religiosos, a causa de la dispersión a que se vió obligada por las largas persecusiones padecidas; se pregunta qué es lo que le permite conservar una apariencia de unidad, y responde que es porque viven en el seno de una comunidad que los considera judíos, y porque tienen una situación común de judíos. El judío es perfectamente asimilable por las naciones modernas, pero se define como aquel que las naciones modernas no quieren asimilar. Desde esta perspectiva debemos considerar que la autoconciencia judía termina siendo una consecuencia del antisemitismo. Hipótesis con la cual Hannah Arendt presenta un desacuerdo, puesto que convertiría al antisemitismo en una doctrina por la cual el odio al judío sería una reacción normal y natural a la que la historia concedería más o menos oportunidades, y donde los estallidos de violencia no precisarían ninguna explicación porque serían consecuencia natural de un problema eterno.

c) La cuestión judía según Hannah Arendt
Esta autora se opone también a la idea de un eterno antisemitismo que algunos judíos tomaron erróneamente como garantía de la eterna existencia y cohesión de su pueblo, ya que la considera una superstición que es parodia de la idea de eternidad inherente a una fe en su calidad de pueblo elegido y con una esperanza mesiánica. Sostiene que los portavoces de cierta tradición judía convencieron al resto que su aislamiento se debía a la hostilidad de los gentiles y a su falta de ilustración. Esta teoría llegó entonces a constituirse en una prolongación del mito de pueblo elegido, desembocando en nuevas y complicadas prácticas de separación. Es así como propone que se estudie la disociación judía del mundo gentil y más específicamente del entorno cristiano, puesto que la auténtica supervivencia del pueblo judío dependió de tal separación voluntaria y no como se supuso, de la hostilidad de cristianos y no judíos. Sólo en los siglos XIX y XX , el antisemitismo desempeñó un papel para la conservación del pueblo

Precisamente es con esta última idea de la separación judía del entorno cristiano, con la que Freud concluye su “Moisés y la religión monoteísta”, lo que nos conduce a tomar en cuenta sus consideraciones, como una referencia obligada para tratar el tema que nos ocupa.

2) La segregación constitutiva según Freud
Cuando en la obra citada ya culminó su desarrollo del acontecer histórico objetivo del judaísmo, y luego de haber comentado la aparición de la doctrina cristiana, afirma que “ sólo una parte del pueblo judío aceptó la nueva doctrina. Los que se rehusaron se llaman todavía hoy judíos. Por esa división se segregaron de los demás todavía más tajantemente que antes.” Más adelante con la continuación del párrafo nos sugiere que, para ese momento histórico, no corresponde decidir si sólo son los judíos los que se segregan puesto que, simultáneamente, también son segregados por los otros, es así que leemos : “Tuvieron que oír de la nueva comunidad religiosa,(...)el reproche de haber dado muerte a Dios. Explicitado, ese reproche rezaría : “No quieren tener por cierto que ellos han dado muerte a Dios, mientras que nosotros lo admitimos y hemos sido purificados de esa culpa.”

Efectivamente el tema es ampliamente tratado en esta obra, “Moisés y la religión monoteísta“, que escribió entre los años 1934 y 1938 y fue editada en forma completa en 1939, cuando Freud ya estaba en Londres.

La primera referencia surge al describir la decisión de Moisés de mandar a circuncidar a su pueblo, constituyéndose éste en un signo que los aislaría y les impediría mezclarse con los pueblos que iban a encontrar en su éxodo, imitando así a los egipcios que se habían segregado de todos los extranjeros. Más adelante, cuando comenta la redacción final del Hexateuco, donde queda históricamente asegurada la fijación definitiva del tipo judío, aclara que “en esa reforma se tomaron en serio las estipulaciones que tenían por fin la santificación del pueblo todo, se estableció la segregación respecto de los pueblos vecinos mediante la prohibición de los matrimonios mixtos, se confirió forma definitiva al Pentateuco, el genuino libro de la ley, y se dio cima a aquella refundición conocida como “Código Sacerdotal.”

Una de las explicaciones que Freud encuentra con relación al odio al judío, se sostiene en la tesis de los celos de los otros pueblos por haberse presentado como el elegido de Dios; algo que les imponía la religión mosaica, elevándoles el sentimiento de sí y comprometiéndolos a segregarse de los demás para preservar su cohesión. Al mismo tiempo, esa religión, los constreñía a progresar en la espiritualidad, abriéndoles el camino de la alta estima por el trabajo intelectual y hacia ulteriores renuncias pulsionales. Como es el padre quien, en última instancia, pide esa renuncia y porque la paternidad es un supuesto edificado sobre un razonamiento y sobre una premisa, y no por el testimonio de los sentidos, para Freud, estas últimas condiciones demuestran que el judaísmo se sostiene en una religión que expresa una vuelta a las relaciones primordiales del sujeto con el padre. A su vez, este retorno al padre también expresa el carácter neurótico de la religión y de la posición del sujeto.

3) Algunas consideraciones de Lacan
El cuestionamiento que propone Lacan a la religión de los judíos, debe ponerse en serie con el otro cuestionamiento que él mismo realiza del papel y del deseo de Freud en el psicoanálisis, ya sea en la cura o en el movimiento psicoanalítico, donde el inventor del psicoanálisis, encontró un límite en el padre. Cuando critica al Edipo freudiano, Lacan también cuestiona lo que, por ejemplo en “Moisés y la religión monoteísta”, aparece como una exaltación de la figura del padre. Entonces, en esta obra, Freud realiza una interpretación desde el judaísmo. Sin embargo también debemos tener en cuenta que en el escrito “Subversión del Sujeto...”, Lacan comenta que el sacrificio de Abraham no liberó su secreto a Freud, ya que en “Tótem y tabú”, para salvar al padre inventó su asesinato, “contraponiéndose a la tradición judaica que apelaba al sacrificio ejemplar del hijo, del hijo de Abraham.”, tal como lo comenta Miller en un Seminario dictado en Brasil en 1991,

Lo cierto es que Lacan pone en cuestión lo que queda de religión en el psicoanálisis, proponiéndose colocarlo con relación a la ciencia por su vía de matemas. Así es cómo, sirviéndose de Freud, el padre del psicoanálisis, pretende ir más allá de él, y lo hace al cuestionar al padre promoviéndolo como un nombre del padre entre otros, y también cuando funda su Escuela y luego cuando presenta su Proposición sobre el analista de la Escuela.

Como no podemos liberarnos de la segregación constitutiva en la etnia judía con consideraciones de Marx o de Sartre, entonces debemos cuestionarnos la religión de los judíos a partir de nuestra propia doctrina y en el interior del trabajo de la Escuela. Ella tiene como corazón de su experiencia ese más allá del análisis o más allá del padre, que se plantea en el procedimiento del Pase, cuando nos permite verificar el advenimiento del deseo del analista. Desde esta perspectiva la segregación constitutiva también puede ser un paradigma de la posición del analista. Miller lo comenta en “El síntoma charlatán”: “El judaísmo es una... ética de la separación. Es la posición de objeto a, rechazado en la historia, por lo menos la occidental. Por esta razón tiene que ver con la posición del analista.” Podemos comprobar una segregación que se constituye para quien, al final de la experiencia, con la caída del sujeto supuesto al saber, quedará reducido a ese puro desecho que es el objeto a. Al mismo tiempo, agregaremos que con ese trabajo de Escuela intentamos tramitar esa otra segregación constitutiva que es inherente a toda formación de grupo, mediante una lógica del uno por uno.

Finalmente, de acuerdo con la enseñanza de Lacan, también podríamos homologar la segregación constitutiva con ese momento de la constitución del sujeto cuando, sustrayéndose al Otro, “se aparta de allí y lo torna incompleto” como lo comenta Miller en “Los signos del goce”. Así probaríamos la segregación constitutiva del sujeto neurótico, quien tendría un lugar en el Otro contándose allí, aunque por más esfuerzos que haga para contarse en ese Otro, éste no podrá “satisfacer lo que es una sustracción subjetiva profunda, de la que la lengua testimonia con el lapsus o el chiste.”

Constatamos que nuestro avance fue lento y que apenas hemos podido esbozar algunas hipótesis como para seguir trabajando, pero Freud nos libera de todo pecado cuando recuerda al poeta: “si no se puede avanzar volando, bueno es progresar cojeando”. Por nuestra parte sabemos que queda aún un camino a recorrer.

(*) -Presentación realizada el 24/8/1998-
       -Libro: "Lecturas de lo nuevo. Una investigación sobre la épica y
                     la pulsión"

Editado por Sandra Pazos, 16/06/12



La ciberguerra se perfecciona

Por Juan Gelman

Cada vez más. “Flame”, el último virus detectado, goza de una complejidad que lo convierte tal vez en el más poderoso del planeta. Sólo puede ser producto de conocimientos tecnológicos muy avanzados de un país. Lo descubrieron por casualidad en el 2011: la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo de la ONU, solicitó a Karsperski Lab la investigación del gusano que el año anterior había atacado a miles de Macs en diferentes regiones del Medio Oriente –y no sólo–, particularmente en Irán, el blanco preferido, pero también en los territorios palestinos, Siria, Líbano, Sudán, Arabia Saudita y Egipto. El laboratorio Kasperski, con sede central en Moscú, es famoso a nivel mundial por su capacidad de producir antivirus informáticos de gran calidad.

Ver nota completa:
Publicado el 10/6/12 en Diario Página 12 - Contratapa

Editado por Sandra Pazos, 16/06/12.