viernes, 22 de febrero de 2019

"Eh, tú, lámpara, pañuelo, plato"

..........me atreví a formular una construcción: de niño,  a la edad de 6 años, él ha cometido algún desaguisado sexual entramado con el onanismo, y recibió del padre una sensible reprimenda. Este castigo abría puesto fin al onanismo, si pero por otra parte dejó como secuela una inquina inextinguible contra el padre y fijo para todos los tiempos su papel como perturbador del goce sexual. Para  mi gran asombro, el paciente informo entonces que su madre le había contado repetidas veces un suceso así de primera infancia, y evidentemente no había caído en el olvido porque se anudaban al suceso cosas bien singulares. Pero su propio recuerdo no sabía nada de eso. Ahora bien, he aquí el relato:
Cuando él era todavía muy pequeño, ....debe de haber emprendido algo enojoso, por lo cual el padre le pegó. Y entonces el pilluelo fue presa de una ira terrible e insultaba todavía bajo los golpes de su padre. Pero como aun no conocía palabras insultantes, recurrió a todos los nombres de objetos que se le iban ocurriendo y decía: "Eh,tú, lámpara,pañuelo, plato."   etc.  El padre sacudido cesó de pegarle y expresó: "¡Este chico será un gran hombre o un gran criminal! (O.c. S.Freud Tomo X, pág 161)

El sujeto opina que esta escena ha sido muy importante, porque el padre no le volvió a pegar y el mismo piensa que esta escena esta en el origen de la alteración de su carácter.

Freud interpreta que por la angustia que sintió ante la magnitud de su propia ira se volvió cobarde desde entonces. Además durante toda su vida tuvo una angustia terrible a los golpes y se escondía lleno de horror e indignación cuando pegaban a alguno de sus hermanos.

Esta famosa escena infantil del hombre de las ratas, es paradigmática con relación a la cólera, el insulto y la indignación. Llama la atención la naturalidad con la que Freud toma el castigo corporal ejercido por el padre, sin duda es una cuestión de época. Aunque generalizada o aceptada socialmente, la violencia física ejercida por un adulto hacia un niño siempre tiene consecuencias subjetivas.  En este caso según Freud, la cobardía y la angustia, el horror y la indignación frente a los  golpes. Pero también una tensión agresiva permanente, manifestada en sus fantasías. Fantasmas donde se pretende estabilizar y cernir una experiencia de goce. 

Temprana experiencia traumática de goce, trauma por la experiencia de agujero en el tejido de las representaciones del sujeto.(E. Laurent, "El reverso de la biopolítica" pág17) Y es en el borde de ese agujero (A/) donde se precipita algún significante en el intento de capturar lo indecible del Otro.
Así el pequeño hombre de las ratas nos revela la lógica del insulto, captar el ser del Otro en la injuriosa reducción de su ser a un mero objeto.
                                                                                                                      Graciela Ruiz