martes, 27 de octubre de 2009

martes, 22 de septiembre de 2009

Proxima clase del Departamento

"Algo huele a podrido en el Estado de Dinamarca".
Con esta frase, que Shakespeare pone en boca de Marcelo (guardia de Elsinor), se anuncia lo que se desarrollará como una historia de crímenes, traiciones, enredos sexuales y corrupción moral.
Recientes casos notorios, en los cuales la violencia se manifestó como abusos pedófilos e incesto y donde la versión del padre (la padre-versión) no parece haber alcanzado la categoría de modelo de la función, nos dan la ocasión para tomar la frase de referencia y proponer como título de nuestro trabajo:
"Algo huele a podrido en Mendoza, también en Amstetten- La "pudre-versión"
La clase será dictada por Marcelo Marotta, el próximo lunes 28 de setiembre a las 13:30 hs., en el Seminario del Departamento de Estudios Psicoanalíticos sobre la Violencia.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Delito y trasgresión

Irene Greiser
"Si bien el delito es una categoría jurídica, la castración como límite al goce es una categoría analítica, y depende de la relación que cada sujeto tiene con aquello que para él funciona como interdicción. Hablar de sujetos en riesgos o sujetos en conflicto con la ley, es tomar categorías que no son del discurso psicoanalítico, pero pueden ser la oportunidad para que un analista las interrogue desde su propio discurso. La ley que rige para la vida ciudadana es universal, pero el modo de subjetivar esa ley es particular para cada sujeto. A diferencia de otras orientaciones, el psicoanálisis de orientación lacaniana no opera con clasificaciones, así, en los casos de delito no se trata tanto de encasillar a los sujetos como perversos o boderlines, sino de establecer la relación que dicho sujeto tiene con la ley, que desde el psicoanálisis, introduce por si misma un pathos que lo divide.
La época actual nos confrota con sujetos agentes de síntomas sociales, pero donde no se verifica un síntoma subjetivo. La responsabilidad no es anónima, atañe a un sujeto. Por su parte, es responsabilidad del analista pensar categorías tales como Derechos Humanos, identidad, víctima e inimputabilidad desde el discurso que le corresponde y no desde la ideología."
Del libro "Delito y trasgresión" Ediciones Grama

martes, 18 de agosto de 2009

Grupo de investigación psicoanálitica sobre violencias de Comodoro Rivadavia



Este grupo trabaja regularmente desde hace dos años en el ámbito de LA CASA, institución municipal que atiende mujeres involucradas en relaciones violentas. Se procura reunir un conjunto de casos representativos de los fenómenos violentos y de los discursos que intervienen. También se trabajan algunos textos provenientes de estos discursos, buscando encontrar lo propio de la acción del psicoanálisis.
Lo integran: Alejandra Valencia, Trabajadora Social; Vanesa Luca, Abogada; Valeria Fernández, Psicóloga; Augusto José Acosta, psicólogo; Alejandra Maglione, psicóloga; Marta Rueda, Psicóloga y Psicoanalista, Coordinadora de la Institución y José Luís Tuñón, Psicoanalista, que coordina el grupo.

lunes, 10 de agosto de 2009

La violencia que surge en el encuentro fallido con el Otro sexo


JoséLuís Tuñón

El mal de la muerte
(segunda parte)

Esta vulnerabilidad es la que le da el poder, porque los resortes de su goce, se le escapan y a la vez, el peligro de semejante entrega la hace aún más misteriosa.
Y la extrañeza de ese cuerpo se expande a todos los ámbitos donde la semejanza reinaba, anulándola, convirtiendo en extraña a la habitación, al semejante, al mismo mar y al firmamento inmenso, todos ellos concebidos al modo de una totalidad a la que se imagina abarcar por el nombre y la mirada.
“Alrededor del cuerpo, la habitación. Sería su propia habitación. Una mujer, ella, la habita. Usted ya no reconoce la habitación. Ha quedado vacía de vida, está sin usted, sin su semejante. La ocupa únicamente el vaciado flexible y largo de la forma ajena de la cama.”
Ningún procedimiento que se base en los signos de ese cuerpo, podrá entregar el secreto del goce que lo habita, ni siquiera el más básico, el que liga el goce a la vida que lo engendra. Sin embargo, luego de numerosos intentos fallidos y sus renuncias, algo queda
“Llora una vez más. Cree saber no sabe qué, no puede con ese saber, cree ser el único hecho a imagen de la desdicha del mundo, a imagen de un destino privilegiado. Cree ser el rey de ese acontecimiento en curso, cree que existe”
Es precisamente a partir de la renuncia a cerrar esa brecha incurable, que puede hacerse algo con ella. Incluso detener el gesto homicida, el arranque de furia, el impulso a franquear la barrera.
Solo desde ahí es posible alcanzar algún saber que remedie las consecuencias de la brecha. Y esto es válido también para cualquier intervención que se haga en este territorio. No debe escapársenos que el saber universitario también busca el secreto del goce, y procura producir un conocimiento que obture esa brecha, y al hacerlo, queda en la misma posición que el hombre de nuestra historia; tan afectado como él del mal de la muerte. Es más, baste leer con atención el cuento para darse cuenta que, lo que Lacan llama la “norma macho” es el intento de obtener un saber eficaz que entregue el secreto del goce. Esto alcanza incluso los afanes de la política, que procura encontrar el goce de dar respuestas, a una población que las exige. El tufillo de anormalidad que surge de estos cuentos emana precisamente de la extensión de la norma macho, que aprecia sobre todo la normalidad, aunque le aburra.
La teoría del aprendizaje, sobre la que basan su intervención muchas de las instituciones dedicadas a la atención del fenómeno violento, se apoya en esta pretensión: el goce del otro es posible de conocer, medir y hasta reaprender. ¿Cuántas cátedras, institutos, congresos jornadas y demás procuran encontrar, desde hace años este saber? Y no debe ser tan complejo, después de todo, los expertos en el goce del Otro, los perversos, no tienen un repertorio tan grande de “conductas” para decirlo en términos caros al saber universitario: o golpean, o se hacen golpear, o miran o se hacen mirar, o gritan o se hacen gritar, o se cagan o se hacen cagar. Un viejo axioma nunca comprobado del todo, dice que el perverso hace lo que el neurótico fantasea, las fantasías perversas son la base del saber neurótico. Y este cuento es también una fantasía neurótica. Y aunque la autora misma deja sentada su inclinación del lado femenino, (o feminista) el cuento es una fantasía masculina perversa, la fantasía por excelencia, la de la disposición absoluta del cuerpo del semejante, la de la entrega total de una mujer, aunque aquí la escena sadiana se invierta, y la angustia aparezca del lado de él. Pero no tan curiosamente, también puede verse como un fantasma femenino, el de un hombre dispuesto a hacer lo dicte su capricho enhiesto, cuantas veces quiera. No es una novedad, desde Freud sabemos que el artista toma esos fantasmas y los inviste de un valor que no tenían.
El final de este comentario desemboca en la sugerencia de buscar el cuento* y leerlo, que el saber que aporta tiene algunas ventajas que solo puede procurar el arte, su oficio le ha ganado la familiaridad con el vacío y repetidamente va hacia él y vuelve con algo, un cuento, una tarjeta, una verdad a medias, una caricia nueva.
*EL HOMBRE SENTADO EN EL PASILLO Y EL MAL DE LA MUERTE. Colección La Sonrisa Vertical. Editorial La Página S.A. Año 2000
(1) Una tesis similar puede encontrarse, más desarrollada, en el capítulo: Cherchez La Femme! del libro El Discurso Del Odio. André Glucksmann. Ed. Taurus.

viernes, 7 de agosto de 2009

La violencia que surge en el encuentro fallido con el Otro sexo


José Luís Tuñón
EL MAL DE LA MUERTE Algunas consideraciones sobre el cuento del mismo nombre de Marguerite Duras
(primera parte)
Lo primero que llama la atención en este cuento, ejemplar en muchos sentidos, es la firmeza con la que el narrador, o narradora, no hay forma de decidirlo, le indica al personaje, sus intenciones y sentimientos, aún aquellas más propias: a veces como un amo y otras como un oráculo. La voz que narra va dictando las condiciones del asunto del que trata el cuento, que es una fantasía; una fantasía fundada en una ignorancia. Ese modo de conducir el relato, deja la acción en un tiempo indefinido, una particular ambigüedad redoblada por el uso de varios tiempos verbales en oraciones contiguas, como el “debiera” del comienzo, que trasporta una queja que surge de la aspiración que inicia el cuento:
“Debiera no conocerla, haberla encontrado en todas partes a la vez, en un hotel, en una calle, en un bar, en un libro, en una película, en usted mismo, en usted, en ti, al capricho de tu sexo enhiesto en la noche que grita por un cobijo, por un lugar en el que desprenderse de los llantos que lo colman”
Se trata de encontrar lo que no se conoce y aún así, se anhela; aquello que promete todas esas cosas a la vez: el capricho del sexo, el grito por el cobijo y el desprendimiento de los llantos, y además, en todas partes.
El cuento se desarrolla cuando esa aspiración toma la forma de un contrato, un contrato pago que busca dar un trámite a semejante demanda.
Pudiera haberla pagado.
Hubiera dicho: Tendría que venir cada noche durante muchos días.
Y ella accedería, después de todo es la fantasía del que paga, aunque hubiera aclarado que en ese caso, es caro. Pero, a continuación formula la pregunta que funda este asunto y la que muestra el interés que tiene el cuento para el psicoanálisis y, más específicamente, para alumbrarnos sobre la relación de los sexos:
“¿Qué es lo que quiere?”
La respuesta vaga y a la vez precisa: “probar, intentar conocer eso, acostumbrarse a eso, a ese cuerpo…” Ese cuerpo extraño, que tanto porta la belleza como el peligro del alumbramiento de niños, ese cuerpo al que, la familiaridad de la convivencia le ha hecho perder de vista su radical ajenidad, lo que la autora llama la “coincidencia entre esa piel y la vida que encubre”
La ambigüedad de este contrato se refuerza cuando, luego de enunciado el propósito, se afirma que se querría probar muchos días, “Quizás hasta toda la vida”
“¿Probar que?”
Usted dice: Amar
Él quiere saber y poder, y ella concede. Si bien el desconocimiento es una de las vías de esta relación, el cuento marca una diferencia entre dos posiciones: la del hombre que quiere penetrar allí donde no conoce, “Y con tanta violencia como tengo por costumbre” Y la de ella que accede aunque no es seguro que sepa, aunque a veces parece guardarse el secreto de este asunto.
El resto de las condiciones de este contrato fantasmático han sido el tema de los distintos feminismos: “callarse como las mujeres de sus antepasados, doblegarse completamente a usted, a su voluntad, serle enteramente sumisa,” y otras más que no viene al caso enumerar, porque no se trata de repetir el cuento, sino aquello que nos muestra las circunstancias del acceso al Otro sexo, acceso rodeado de condiciones que procuran aplacar un miedo: “de no saber donde colocar su cuerpo ni hacia que vacío amar”
Justamente este cuento es ejemplar por el modo en que reproduce el vacío que el amor envuelve, vacío que no se deja recubrir, ni aún con las condiciones desmedidas del contrato, ya que, la disponibilidad de ese cuerpo que encarna el Otro sexo, genera una paradoja: lejos de procurar el dominio anhelado, sume a nuestro personaje en una desazón peor que la del comienzo.
El desconocimiento, la confusión y la ignorancia, tanto de ella como de él, están en el centro de este encuentro. Ella asume papel que se le asigna: se deja estar, aún desconociendo los ruidos que la rodean, la época del año, aún entregada a un sueño silencioso que acentúa el papel pasivo que consiente. Para él en cambio, esas coordenadas de tiempo y espacio son las referencias básicas de su posición, para afirmarse, para huir, para atacar, para decidir.
Se acentúa la ilusión de que el poder que se le otorga a él es mayor: poder de nombrar, por ejemplo, el aroma que emana de ella: heliotropo y cidro. Pero, para ella, nombrar es indiferente, su lugar en ese sistema de nombres es secundario, esta más cerca de aquello que rebasa el poder de nombrar, aquello que queda por afuera e insiste, para él, como signo de su impotencia.
Aquí la voz que narra parece saber lo que él busca, y se trata de un saber sobre el goce. Supone que de tenerlo, le aliviaría de estar solo y conseguir el acceso a ese cuerpo tendido en su cama, cuerpo que contrató y que ha devenido en signo del goce que se le escapa.
“Tampoco se si percibe el sordo y lejano zumbido de su goce en su respiración, en ese suavísimo estertor que va y viene de su boca al aire exterior. No lo creo.
Ella abre los ojos, dice: Cuanta felicidad.
Usted le pone la mano en la boca para que se calle, le dice que no se dicen esas cosas.
Ella cierra los ojos.
Ella dice que ya no lo dirá más.
Ella pregunta si ellos si hablan de eso. Usted dice que no.
Pregunta ella de que hablan. Usted dice que hablan de todo lo demás, que hablan de todo, excepto de eso.
Ríe, vuelve a dormirse.”
El contrato esta lejos de permitir lo que se buscaba, aumenta su desdicha, convertido en el cazador cazado. El cuerpo ajeno al que esperaba acostumbrarse, dominar hasta convertirlo en cotidiano, sigue sin entregarle su secreto. Cuanto más dispuesto, más ajeno. Quisiera alejarse, volver a su cuerpo y al de los demás, pero ya no puede y llora. Pasa al lado de ella noches enteras mirándola dormir, tocándola eventualmente, pero ninguna respuesta es previsible.
Un día sucede algo: ella lo mira y le dice que el mal se apodera de él, que ya se ha apoderado de sus ojos y de su voz. Cuando le pregunta de que mal se trata, le responde que todavía, no sabe decirlo.
El mal no es otro que ese saber con el que procura acceder a la vida nombrándola, clasificándola, sometiéndola a un régimen que le es ajena: el del significante. Un régimen que guarda el saber en palabras, sonidos organizados en unos discursos, cuyo fin es salvar la brecha que separa el encuentro de los sexos. Ese encuentro fallido, al que Lacan se refirió con la frase: no hay relación sexual.
Esa brecha es inconmensurable, y el saber, aunque impotente, procura salvarla. No importa cuantas noches pase él allí con ella; cuantas veces entre en ella, cuanto conozca cada estertor, cada movimiento de su cuerpo, cuanto aceche los signos. Ella… “es mas misteriosa que todas las evidencias exteriores que usted jamás ha conocido hasta ahora”
Ese misterio introduce aquello por lo cual este cuento nos ofrece elementos para entender la violencia que surge en el encuentro fallido con el Otro sexo.
“Usted debe ser muy hermosa.
Ella dice: Estoy aquí, mire, estoy ante usted.
Usted dice: no veo nada.
Ella dice: Procure ver, está incluido en el precio que ha pagado.”
La voz que narra afirma sin dar mayores precisiones por ahora, que ese cuerpo incita al estrangulamiento, a la violación, las vejaciones, los insultos, los gritos de odio, el desencadenamiento de las pasiones cabales, mortales. Tal es la afirmación tajante, no se nos dice porque, solamente se afirma (1). Quizás aquí deberíamos seguir el consejo de Lacan de no hacer de psicólogo donde el artista desbroza el camino y no lo haremos. Sin embargo no queremos desaprovechar lo que el cuento ofrece al esclarecimiento de nuestro tema. Más aún, cuando el riesgo es hacer un estropicio, metiendo el saber del psicólogo que también está hecho para aliviar el desconocimiento que rige el encuentro con el Otro sexo.
Y quizás así podamos acercarnos a lo que el cuento que nos ocupa llama: el mal de la muerte. Ese mal surge de lo ajeno de ese cuerpo al que ninguna palabra podrá nombrar del todo. Ese cuerpo excita la imaginación al parecer que oculta un goce, y se lo imagina como una vacuola, como decíamos, una bolsa de piel que contiene la vida, porque la piel se ofrece a la investigación, a la mirada, la palpación, el experimento, y por otro lado, la convención generalizada de llamar vida al goce encerrado en esas pieles. Lo ajeno de ese cuerpo incita, llama a tocar, observar, mirar como un naturalista atento, buscando los signos de la vida. Pero son eso: signos, huellas, trazos materiales muertos que no tienen la potestad de encontrarse con ella, cualquiera que sea. Lo que si tiene la potestad de evocarla es ese resto que resiste al nombre, ese resto que encarna la mayor vulnerabilidad, la entrega, el desecho, y que, por tal, incita al crimen. Paradoja mayor de este cuento y de los muchos que tratamos diariamente, especialmente los marcados por la violencia.
“Usted escucha el ruido del mar que empieza a subir. Esa extraña esta ahí en la cama, en su lugar, en el charco blanco de las sábanas blancas. Esa blancura vuelve más oscura su forma, más evidente que lo sería una evidencia animal bruscamente abandonada por la vida, que lo sería la de la muerte.
Mira esta forma, descubre a la vez en ella su poder infernal, la abominable fragilidad, la debilidad, la fuerza invencible de la debilidad sin par.”

José Luis Tuñón participa de nuestro Departamento y es Comodoro Rivadavia el lugar de su residencia y de su práctica.

martes, 4 de agosto de 2009

"Defender la Sociedad"

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2- En una nota reciente en Página 12, el Tato Pavlovsky advertía que el crimen de Patagones de un chico armado en una escuela podría suscitar fenómenos de contagio, fenómenos de imitación. Esta hipótesis nos lleva a Gabriel Tarde y, en particular, a “el Suicidio” de Emile Durkheim donde tal hipótesis, según él, refutada. ¿Cómo pensas la problemática de la acumulación en las ciencias sociales?
Hay acumulación pero se da de manera compleja. No digo que sea simple la acumulación que se produce en ciencias duras. Digo que en las ciencias sociales hay una heterogeneidad de corrientes teóricas (aunque intentos de encontrar la unidad en la heterogeneidad hubo desde la década del cincuenta hasta ahora) Lo que hay —mucho peor– es la desconexión, por ejemplo, con la antropología. La efectiva compartimentación de disciplinas en departamentos que suponen agrupaciones y círculos particulares: en ciencias sociales es muy difícil que se haga una recuperación simplista de Gabriel Tarde. Pero No es difícil que un economista la haga o que un psicoanalista la haga. Los lazos corporativos separan y esa acumulación efectiva no se transmite. En la psicología hay tendencias a miradas reduccionistas de lo social. Pensar a esta altura del partido en imitación a la Tarde pone en evidencia esa compartimentación. Durkehemianamente, yo puedo analizar la ruptura del lazo social, es decir, un nihilismo pasivo, nihilismo cultural, nihilismo real.
-Transpotting urbano-bonaerense.
Absolutamente. La situación de la escuela no es de la escuela; se mató un pibe no es que por imitación se va a matar otro: hay situación de ruptura real, fragmentación simbólica; no hay objetivos trascendentes. Objetivo trascendente no es estudiar metafísica.
-Es Jubilarse.
En la familia, por ejemplo. Pensar de aquí a veinte años, es decir, lo que pensaba un tipo en el Estado de Bienestar del 60 o 70. Un pibe que no puede pensar de aquí a mañana, sea en una villa o de clase media: todos están en el marco de esa crisis de “paraguas morales” como decía Durkheim. La crisis de las instituciones es producto en términos internacionales de la destradicionalización: las instituciones anteriores dejan de ser creíbles y el momento posterior no está presente. Traducción libre de Marx. Las instituciones argentinas nunca fueron del todo creíbles (como puede creer un alemán en sus instituciones) pero un tipo de la década del cincuenta creía más en sus instituciones que un tipo de ahora. Cuando un viejo chorro ve robar a los pibes de ahora dice: “Estos muchachos no tienen acción racional con arreglo a fines”, es decir: ¿Cómo van a hacer eso? “Yo para asaltar un banco tardo tres meses: tengo que buscar al campana, un plano, un análisis de inteligencia previa para ver cuando pasa un policía” “estos locos van a matar o morir” No es un efecto de imitación. Es un efecto producto de un hecho social que se explica causalmente.
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Lucas Rubinich —director de la carrera de Sociología UBA; Profesor titular de las cátedras de Sociología General y Sociología de la Cultura—

domingo, 2 de agosto de 2009

El VEL


El 10 de Agosto, retomaremos las clases del Seminario del Departamento de Investigación sobre la Violencia.
Graciela Ruiz dará la clase, a las 13,30hs.,en la EOL. El tema será " El neonarcisismo o la paranoia social como diagnóstico de la época".
Bien podríamos titularla también "De Alcestes a Roberto Piazza" y que nos disculpe Molière.

domingo, 26 de julio de 2009

"Vengo como violento"

J.-A.Miller
Fragmento del Curso 12 de noviembre de 2008

"El discurso del amo supone una identificación del sujeto por un significante. amo.
Este significante amo, puede tomar el valor de ser la cifra, condición de la evaluación, es también la explicación, y es también la categorización. No se conocerá sujeto más que en tanto estará afectado por una categoría, el niño, el adulto, el viejo, por ejemplo, categorías que reparten a la población, y por lo tanto no es el sujeto al que conoceremos, conoceremos un ejemplar de la categoría.
De este modo, el discurso del amo produce un cierto número de categorías y de categorías clínicas. Cuando formulamos. La obesidad es el mal del siglo después de haber formulado La depresión es el mal del siglo – está puesto en juego sucesivamente-, tenemos una clínica del amo en la que estamos evidentemente obligados a alinearnos. Somos llevados a validar estas categorías aportando refuerzos con lo que nosotros, con las reservas o con el saber que nosotros hemos acumulado por otra parte. Hay que decir, este funcionamiento está en vías de darse a pleno. El discurso del amo, especialmente en Europa pero también en los Estados Unidos, es actualmente pródigo en una nueva clínica, una clínica de significantes amo, que nuestros colegas italianos llaman gentilmente monosintomáticos. Para decir que se trata de una clínica organizada por significantes amo.
Sobre la base de estos significantes amo se pone al trabajo el saber, S2:
En particular se pone al trabajo el saber del psicoanálisis, que está allí en posición de esclavo, inscripto en la estructura del discurso del amo. No son abstracciones, son verdaderamente estructuras significantes, en efecto, donde no tenemos dificultad en encontrar el contenido empírico que se nos presenta todos los días y que se ostenta.
El problema, es que hay un elemento en todo caso que queda allí inasimilable, es el factor que tiene virtualmente la posibilidad de desreglar el conjunto, pero se encuentra en el fondo rechazado por este discurso.
Mientras que es precisamente este elemento: a, inasimilable, que ocupa el primer puesto en el discurso del analista que funciona con un saber inexplicable: S2, es decir un saber que no puede encontrar su lugar en el funcionamiento del discurso del amo que exige por el contrario la explicitación y la transparencia. Y el sujeto en función en el discurso del analista: $, es un sujeto que no está allí capturado en tanto que portaría rasgos, en tanto que portaría significantes amo. Esos significantes amo: S1, por el contrario, son rechazados y por el solo hecho de comprometerse en la experiencia analítica, podemos decir que el sujeto está virtualmente despojado de ellos:
Por lo tanto, no es en tanto que ejemplar de una categoría de la población que se hace un análisis. Y cuando uno va a establecimientos que están orgullosamente bautizados con esos significantes amo: Vengo como SDF, vengo como precario, vengo como niño, vengo como obeso, vengo como etc., ya al admitir eso, estamos en el costado del discurso analítico. Entonces, podemos ciertamente introducir una dialéctica, y decir: primero es necesario que el sujeto admita sus significantes amo para poder desembarazarse de ello – el lenguaje permite aquí todos los giros de prestidigitación. No obstante esas estructuras son la inversa una de otra."

sábado, 25 de julio de 2009

Pasantía en la Facultad de Psicología

Nuestra colega Marisa Morao, integrante del Departamento, nos envió esta información para su difusión:

Título de la pasantía: Violencia. Modos de intervención en los dispositivos clínicos y socio-comunitarios

Coordinador general: Lic. Marisa Morao

Colaboradores docentes y tutores: Lic.Diego Díaz, Lic. Virginia Notenson, Lic.Tomás Haas, Dra.Alejandra Zurita, dr.Jorge Blidner, Lic. Pilar Novillo, Lic. Romina Godoy,Lic. Héctor González, Lic. Félix José Chiaramonte, Lic. Sandra Tuccio, Lic. Silvia Brodsky.

Instituciones donde se desarrollará la actividad:

S.E.N.A.F (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia) Teniente Gral. J. D. Perón 524 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires

P.A.I.D.A. Programa de asistencia e investigación de las adicciones

-Comunidad terapéutica Tekove-Roga, Isla Silvia. Muelle 3 Río Lujan Tigre.
-Servicio Ambulatorio- Centro de día. Instituto Garrigós- Paz Soldán 5200. Ciudad Autónoma de Buenos Aires

-D.I.N.A.I (Dirección Nacional de jóvenes infractores a la ley penal)

Residencias educativas:
Centro de admisión de residencia “La esquina”.
Curapaligue 783. Ciudad Autónoma de Buenos Aires


CENARESO
Centro Nacional de Reeducación social- Ministerio de Salud
Combate de los Pozos 2133 (C1245AAS) Ciudad Autónoma de Buenos Aires

HOSPITAL GENERAL DE AGUDOS DR. TEODORO ALVAREZ
Aranguren 2701, pabellón I. Ciudad Autónoma de Buenos Aires

HOSPITAL DE NIÑOS RICARDO GUTIERREZ
Gallo 1330 (1425) Ciudad Autónoma de Buenos Aires

CENTRO PERIFERICO RAMON CARRILLO
Avda. Tomkinson 2130
San Isidro
Dependiente de la Municipalidad de San Isidro

Modalidad, día y horario de cursada:

Cuatro horas semanales de práctica en la institución a elegir y dos horas en el espacio de articulación teórico-práctico, los viernes de 18.00 hs. a 19.30 hs. en Hipólito Irigoyen, aula 16.

Inicio: 4 de septiembre

Finalización: 6 de noviembre
Duración: cuatrimestral
Dirigido a: profesionales de la Salud mental

Reunión informativa: Viernes 21 de agosto en H. Irigoyen. Aula 16

Informes: Secretaría de Extensión Universitaria – Facultad de Psicología- Universidad de Buenos Aires
H. Irigoyen 3242


jueves, 16 de julio de 2009

La etica del psicoanálisis II

Las paradojas del goce, entre prohibición y trasgresión.
J. Lacan en El Seminario 7 “La Etica”, en un apartado que denomina “Las paradojas del Goce”, nos aporta importantes consideraciones sobre la prohibición y la trasgresión, nociones afines a la problemática de la violencia.
Lacan sigue la referencia freudiana sobre el mito de Tótem y Tabú y su relación con las religiones monoteístas y resalta el hecho de que es la muerte, el asesinato del padre, del gran hombre lo que está en el origen de la ley y de las religiones.
Refiriéndose al asesinato del padre.
…..Tras lo cual se instaura un consentimiento inaugural que es un tiempo esencial en la institución de esa ley…….Freud la identifica con la ambivalencia….es decir el retorno del amor una vez realizado el acto.”
“….la muerte del padre no solo no abre la vía hacia el goce, sino que refuerza su interdicción”
[1]
La muerte de Dios engendra la vigencia del verbo y de la verdad que de este se deduce. Lacan acentúa la importancia del amor al padre y de su papel en la normalización del deseo. Esta importancia no deja de ser una desmistificación del padre en tanto está del lado del Dios que no existe.[2]
A este acto del asesinato del padre y sus consecuencias, Lacan lo llama, falla interdictiva.
Una de las paradojas se encuentra en los efectos en torno a esta interdicción, si la prohibición se franquea, o sea se produce un ejercicio del goce, se inscribe una deuda en el libro de la ley. Si por el contrario la falla es tomada en el otro sentido, podríamos decir, de obediencia a la interdicción, el goce gira hacia la interdicción y produce su reforzamiento creciente.
“Cualquiera que se dedique a someterse a la ley moral ve siempre reforzarse las exigencias siempre más minuciosas, más crueles, de su superyó.”[3]
Esta paradoja nos hace suponer algo único en la raíz de la interdicción y la trasgresión.
Si una trasgresión es necesaria para acceder al ejercicio del goce, esto nos muestra para que sirve la ley. El goce solo se logra apoyándose sobre las formas de la ley.
El goce al mismo tiempo se amortigua por la interdicción, esta sirve para salir de una satisfacción corta y estancada, para salir de los caminos trillados que dejarían al hombre girando en redondo, dominado solo por el goce autoerótico. Lacan concluye así el estrecho nudo entre deseo y ley. [4]
Nos parece importante confrontar las diferencias y coincidencias entre la ley moral y el principio del placer como dos posibilidades de mantener al sujeto alejado de ese ejercicio del goce que señalamos, con Lacan, como el mal. Debemos considerar, por un lado, el alcance y el límite de la prohibición como modalidad de distanciamiento del sujeto del mal, incluyendo la paradoja antes citada y, por otro, el principio del placer como esa composición significante singular del sujeto que se produce a nivel inconsciente y que no se regula por premisas universales. Y que también tiene el efecto de alejar al sujeto del goce del más allá.
……..Guardemos las leyes con las que sólo podemos encontrar el camino de la Cosa, que son las leyes de la palabra con las que se cierne.[5]

[1] Ibidem, p. 214.
[2] Ibídem., p.220
[3] Ibídem, p.214
[4] Ibídem, p.215.
[5] Lacan Jacques “¿Es el psicoanálisis constituyente de una ética a la medida de nuestro tiempo?” Conferencia de Bruselas, 10 de Marzo de 1960, en Uno por Uno. Revista Mundial de Psicoanálisis, Nº 39
1994, Edición Argentina, p. 16.

martes, 14 de julio de 2009

La Etica del psicoanálisis



Nuestro interés por la violencia puede encontrar respuestas en El Seminario sobre la Etica[1], si nos dejamos orientar por las articulaciones que Lacan hace allí sobre el mal, la prohibición, la ley y la trasgresión.
La maldad
El Seminario de la Etica es el contexto en el cual Lacan precisa una teoría del mal.
El mal queda ubicado en el acceso al das ding, a la Cosa, a la zona pulsional en la que se accede al objeto primordial. Este objeto primordial está dentro del registro de un real que queda excluido de toda operación de significantización.
El Das Ding es el correlato mismo de la ley de la palabra en su origen más primitivo, como la primera Cosa que pudo separase de todo lo que el sujeto comenzó a nombrar y articular.[2]
El acceso a la Cosa es transgresivo y es identificado como un ejercicio de goce que cuando está enlazado al semejante entraña el mal del otro, lo que es reconocido como maldad.
Lacan cita a Freud, en El Malestar en la cultura.
“Quienes prefieren un cuento de hadas hacen oídos sordos cuando se les habla de la tendencia nativa del hombre a la maldad, a la agresión, a la destrucción y también, por ende, a la crueldad…..
El hombre intenta satisfacer su necesidad de agresión a expensas de su prójimo, de explotar su trabajo sin compensación, de utilizarlo sexualmente, sin su consentimiento, de apropiarse de sus bienes, de humillarlo, de infligirle sufrimiento, de martirizarlo y de matarlo.”
[3]
El ejercicio de este goce es más allá del principio del placer.
Así como la palabra funda la Cosa, la palabra también funda la distancia de la Cosa, los mandamientos de la ley moral preservan esa distancia de la Cosa misma. Va en este sentido el comentario que Lacan hace sobre la ley del incesto.
"El deseo de la madre no podría ser satisfecho pues es el fin,…la abolición de todo el mundo de la demanda, que es el que estructura más profundamente el inconsciente del hombre."[4]
Si tomamos el mundo de la demanda, tal como está citado en el párrafo anterior, podemos ubicar la otra versión del das ding que es la de constituirse como el bien para el sujeto.
Es en torno a este das ding que gira todo el movimiento de las representaciones gobernadas por el principio regulador que es el principio del placer. La tendencia a volver a encontrarlo funda la tendencia del sujeto hacia el objeto que encuentra en el fantasma su expresión. El principio del placer gobierna la búsqueda del objeto y le impone sus rodeos, que conserva su distancia en relación a su fin.[5]
" Solo así el sujeto se relaciona con lo que en el horizonte, se presenta para él como su bien. Su propio bien ya está indicado como la resultante significativa de una composición significante que es llamada a nivel inconsciente.."[6]
El moralista usa también el bien para mantenernos alejados de nuestro goce, aunque es una intención difícil de lograr, por la paradoja del goce mismo y porque además la maldad como goce es el núcleo más profundo del hombre. Una maldad que se encuentra muchas veces dirigida hacia si mismo, de ahí la imposibilidad de obedecer el mandamiento, que la naturaleza del bien altruista formula como “Tú amaras a tu prójimo como a ti mismo”.

[1] Lacan J. El Seminario Libro 7 (1959-1960) Buenos Aires, Paidós, 1988.
[2] Ibídem, p.103.
[3] Ibídem., p.223. (Par la cita de Freud, consultar Obras Completas de S. Freud, Amorrortu Editores, Tomo XXI, p. 107, Buenos Aires, 1979)
[4] Ibídem.,p.85
[5] Ibídem , p.74
[6] Ibídem., p. 90.

viernes, 3 de julio de 2009

"No le digan pasión es asesinato"







"Asesinato, cuchillos, balazos. Sin embargo, como ocurren dentro de una pareja, son llamados "crímenes pasionales". No hay un asesino, hay un apasionado. Vamos de nuevo: ¿Quién no quiere una pasión?Justamente: pasión es algo que va más allá de uno, que te sacude y te hace otro. Un otro romántico, loco por amor, desgarrado, herido, excusable.Vamos despacio: ¿locura de amor? Si de algo es víctima el victimario no será de su gran corazón sino de una larga tradición, ensalzada en el cancionero popular, que indica que las mujeres les pertenecen a los hombres, de una vez y para siempre: cuando están de novias, comprometidas, casadas. Y después, por qué no. Una tradición que indica que el honor de los varones se juega, en parte, en el manejo de esas mujeres. Y que ese honor, esa hombría, esa identidad, se irán al tacho si la mujer "se les retoba". Honor, derecho de propiedad, poder de uno sobre otro. Si no hace falta embellecer un crimen, ¿por qué hablamos de pasión? Porque si de eso se tratara: ¿Será que -como decía la abuela- las mujeres somos menos apasionadas, que nos toca casi siempre morir, casi nunca matar en este contexto? Gracias, de ese pasión, paso."

http://www.clarin.com/diario/2009/07/03/opinion/o-01951505.htm

El cliché "crímenes pasionales" connota una causa subjetiva, la explicación no se agota en un mero impulso criminal. Lacan en su escrito "Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología" (1950) plantea que el psicoanálisis irrealiza el crimen y no deshumaniza al criminal. En el mismo sentido, afirma la inexistencia de los "instintos criminales" por un lado y al crimen como irreductiblemente subjetivo por el otro. Estas reflexiones hechas dentro del discurso analítico lejos están de desresponsabilizar al sujeto de su acto y van más allá de la descripción del nivel fenoménico. Para el psicoanálisis se parte de la evidencia del hecho, pero se interroga al sujeto en cuestión. La nota señalada reniega porque las relaciones entre los sexos estan determinadas por la dominación y el sentimiento de propiedad, del poder de uno sobre otro. Atribuyendo este interés en exclusividad a los hombres, y explicando así el acto de violencia del hombre hacia la mujer "que se retoba". Sabemos sobre las razones de estructura de este sentimiento que no es solo del hombre, ni tampoco de la relación de pareja y que en el caso de la mujer puede encontrar su máxima expresión en la relación madre- hijo. Vale la pregunta ¿Porqué las mujeres mayormente no comenten actos de violencia tan evidentes en las circunstancias de pérdida del objeto de amor?

martes, 30 de junio de 2009

Vergüenza y culpabilidad

NOTA SOBRE LA VERGÜENZA / Jaques-Alain Miller (fragmento)
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¿Qué sucede con el psicoanálisis cuando no hay más vergüenza, cuando la civilización tiende a disolver, a hacer desaparecer la vergüenza? Lo cual no deja de ser paradójico, pues es tradicional plantear que la civilización va aparejada con la instauración de la vergüenza.

Quizás podemos formular que la vergüenza es un afecto primario de la relación al Otro. Decir que este afecto es primario es sin dudas querer diferenciarlo de la culpabilidad. Si quisiésemos adentrarnos en esta vía, diríamos que la culpabilidad es el efecto sobre el sujeto de un Otro que juzga, por lo tanto un Otro que protege los valores que el sujeto habría transgredido. Diríamos de la misma manera que la vergüenza tiene relación con un otro anterior al Otro que juzga, un Otro primordial, no que juzga sino que solamente ve o da a ver. Es por ello que la desnudez puede ser tomada como vergonzosa y ser recubierta -parcialmente si la vergüenza cae sobre uno u otro órgano- independientemente de todo aquello que sería del orden del delito, del daño, de la transgresión, a lo que daría lugar. Es por otra parte de esta manera inmediata como ella es introducida en una de las grandes mitologías religiosas que condiciona el movimiento, o condicionaba, el movimiento de nuestra civilización. Podríamos plantear también que la culpabilidad está en relación con el deseo mientras que la vergüenza está en relación con el goce que toca lo que Lacan llama, en su Kant con Sade, "lo más íntimo del sujeto". Lo enuncia a propósito del goce sadiano en tanto que atravesaría la voluntad del sujeto para instalarse en lo más íntimo de él, lo que le es más íntimo que su voluntad, para provocarlo más allá de su voluntad y más allá del bien y del mal, alcanzando su pudor - término que es el antónimo de la vergüenza -.

Lacan califica este pudor, de manera sorprendente y al mismo tiempo enigmática, de ser "amboceptivo de las coyunturas del ser". Amboceptivo quiere decir que el pudor está atado, que se toma, tanto del lado del sujeto como del lado del Otro. Él está doblemente enganchado en el sujeto y en el Otro. En cuanto a las coyunturas del ser, es la relación al Otro la que hace la coyuntura esencial del ser del sujeto y que como tal se demuestra en la vergüenza. Lacan lo explicita diciendo que "el impudor de uno basta para constituir la violación del pudor del otro".

En esta relación inaugural, no hay vergüenza solamente de lo que soy o de lo que hago, sino que si el otro atraviesa los límites del pudor, es el mío el que por ese mismo hecho se ve alcanzado. Es una manera de dar vergüenza que no es exactamente la que indica Lacan al final de su seminario. La experiencia de la vergüenza descubre aquí una ambocepción o una pseudo-coincidencia del sujeto y del Otro.
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lunes, 29 de junio de 2009

De eso no se habla II


Déborah Fleischer
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2. Abuso sexual y criminalidad infantil
Si bien ya los tribunales victorianos tuvieron bastantes casos de delitos sexuales con niños, la seducción o la violencia no eran catalogadas como crueldad contra los niños. El discurso de la época no ligaba ambos hechos. En 1961-1962, llegó el sintagma “abuso infantil” a EE.UU. Un grupo de pediatras de Denver llamaron la atención sobre reiteradas lesiones en niños pequeños. Lo anunciaron como el síndrome del niño apaleado. Una vez lanzado el grito de alarma, los niños apaleados entraron en un subconjunto de la clase “abuso infantil”, que acogió posteriormente en su seno el “abuso entre hermanos”. Los juegos sexuales entre niños con una diferencia de edad considerable sugirió la violencia entre niños. Otra cara de la cuestión fue el uso que se dio a “tocamientos indecentes” en el centro de rencorosas disputas en procesos de divorcio. Se plantearon cuestiones que llevaron a diferenciar “tocamientos” buenos y malos y cómo enseñar a los niños a diferenciarlos. La prostitución infantil no figuró durante mucho tiempo como abuso infantil. Una de las consecuencias más importantes de sacar a la luz el abuso infantil en la familia es que retroactivamente muchos hombres y mujeres se ven ahora como alguien de quien se ha abusado sexualmente. Se da el fenómeno de ver retrospectivamente como abusos unos sucesos que no fueron conscientemente experimentados como tales. ¿Por qué no fueron denunciados en su momento? ¿Porque se gozó de ellos? Freud en el caso Emma de Estudios sobre la histeria, la pequeña que volvía a la panadería donde le habían tocado los genitales, describe dos momentos del trauma. El momento en que ocurrió realmente y cuando se resignifica posteriormente, siendo este segundo el que desencadena síntomas por episodios que en su momento no fueron “malos” y sólo retroactivamente fueron interpretados así (Hacking, 2001). Goodman en 1990 dirá “Alguien se ve ahora a sí mismo como sometido a abusos porque tiene un nuevo concepto en cuyos términos comprenderse a sí mismo”. Esto inaugura dos perspectivas: una, que los sucesos fueron vividos como “malos” en su momento y reprimidos, otra, que los sucesos no fueron “malos” en su momento, abriendo un interrogante sobre la responsabilidad del sujeto en esos acontecimientos.
El aumento de la violencia ya no de los adultos, sino infantil, se atribuye a los desplazamientos migratorios, primero, a los trabajos urbanos con exigencias extrañas a los ritmos rurales, después, a la incorporación de niños y adolescentes al trabajo extra-doméstico, a la participación de aquellos en episodios transgresores, a la no injerencia del Estado en los asuntos de familia. Los primeros tribunales de menores se crearon en Estados Unidos, en el estado de Illinois, en 1899. Anthony Platt, en su libro Los salvadores del niño o la invención de la delincuencia, afirma que estos tribunales representaban un intento punitivo, romántico e intrusivo de fiscalizar la vida de los adolescentes urbanos de clase baja y mantenerlos en su status de dependencia. Anticipo de lo que actualmente se llama Labelling approach, etiquetamiento. (Ver Intebi, 1998)
Actualmente en Gran Bretaña la quinta parte de los delitos son cometidos por menores. En EE.UU. mueren 16 niños por día por armas de fuego.
La respuesta tradicional por parte de las autoridades americanas ante el incremento de criminalidad ha ido en el sentido de acentuar el rigor del castigo. Luis Seguí (2000) afirma que se está retrocediendo más de un siglo al condenar a niños y adolescentes, pretendiendo bajar la edad penal a los once años en algunos estados, y relaciona esta política con la negativa de los Estados Unidos de suscribir la Convención Internacional sobre los derechos de la infancia.
Hay diversas hipótesis “científicas” sobre el aumento de la criminalidad en los niños difundidas elementalmente por los medios masivos de comunicación:
a) El profesor Brandon Certer Wall de la Escuela de Medicina Comunitaria de Washington dice: “si no hubiera televisión, hoy habría 10.000 asesinatos, 70.000 violaciones y 700.000 asaltos menos en EE.UU
b) Randy Nelson y Edward de Maeyer recurren a factores genéticos para explicar lo que conduciría a la violencia en el hombre. Enunciado de esta manera no explica el aumento. Es una afirmación muy general.
c) El decano del Instituto de Investigaciones Antropológicas de México dice que la violencia corresponde a factores educativos y culturales y no genéticos.
d) El profesor Fabricio Calvano propone como temas de futuro la disciplina y la autoridad. Así planteado no parece ser una causa o explicación de la criminalidad de la niñez –o su aumento.

Como vemos, distintas hipótesis científicas difundidas en forma elemental por los medios masivos de comunicación hacen que por la irrupción del delito en niños y adolescentes quede cuestionada la institución moderna de la infancia inocente, haciendo de ese modo vacilar uno de los supuestos del discurso jurídico: la inimputabilidad del niño. Esta infancia inocente fue cuestionada a principios de siglo por Sigmund Freud cuando introdujo un revulsivo intelectual, develando que existía una sexualidad infantil y que los niños lejos de ser aquellos seres ingenuos y asexuados que los puritanos habían inventado, son sujetos capaces de desear, de erotizarse, de buscar la satisfacción de sus pulsiones, e incluso de hacer el mal.
Estas cuestiones nos llevan a preguntarnos por el secreto profesional
1) Si bien ubicamos al niño como sujeto responsable, ¿desresponzabiliza esto a la familia? Podemos indicar que el eslabón más sufrido de estos fenómenos, el de la infancia, suele volverse inquietante puesto que la falta de coordenadas estables consigue agitar la violencia familiar al afectarse el circuito de los intercambios por la mutación de los lugares asignados.
2)Está comprobado que el Estado interviene cuando el niño es un peligro, pero ¿quién detecta cuando el niño está en peligro?
3)En relación con el secreto profesional, éste no rige cuando el consultante está en un serio riesgo, al punto de que la omisión de la denuncia puede constituir un delito de abandono de persona.
En el abuso sexual, otro nombre de la violencia ejercida sobre los cuerpos, el psicoanálisis se topa con un borde que requiere, como siempre, necesariamente la no neutralidad del analista, quien debe decidir con un acto. La decisión oscila entre, por una parte, el “ya no creo en mi neurótica” freudiano, cuando descubre que muchas veces el padre perverso de la histérica es una versión ligada a la fantasía inconsciente y, por otra parte, las circunstancias de la realidad que pueden poner en riesgo a la persona que consulta.
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jueves, 25 de junio de 2009

De eso no se habla


Déborah Fleischer

En la película Te doy mis ojos un hombre comete actos de violencia contra su mujer. Se intenta “curar” de dicha violencia en un tratamiento grupal, por métodos conductistas, sin interrogar qué es lo que la provoca. Se muestra en la película sus conductas, sus celos de que su mujer desee algo más allá de él mismo (un trabajo interesante) y se explicita, pero no se interroga, su “ser un fracasado”, no solo ante los ojos de su mujer, sino de su familia. Son dos escenas aparentemente accesorias en la película, que quedan al margen del tratamiento conductista, que intenta que entre lo que provoca la violencia y su ejecución medie un pensamiento que el personaje violento no puede producir.
Esta película pone de manifiesto como la violencia familiar empieza a hacerse pública en las últimas décadas en los medios masivos de comunicación, en el medio de la salud publica y de lo jurídico. Se ve como interviene no solo la familia, sino la policía y los psicólogos. No es que la violencia en la familia no existiera con anterioridad, pero estaba oculta bajo la forma de la familia patriarcal y el derecho a la privacidad. En nuestra época lo público y lo privado se alteran. Pero de la violencia padecida, no se habla, es algo de lo secreto en la familia y es algo que además avergüenza. En la película, la hermana descubre los partes médicos, que dan cuenta de los golpes recibidos. Los cuerpos denuncian la violencia por sus marcas. El silencio se debe al intento de preservar una imagen o al temor a las represalias
Una de las causas de la violencia doméstica en los hombres, padres de familia, es como se percibe también en la película, la impotencia. Recordemos la frase de Masotta (1974): El padre terrible es un mensaje de la madre fálica . Según Elizabeth Jelin existen evidencias de que la violencia doméstica es mayor en hogares donde el trabajo de la mujer se ha convertido en la principal fuente de ingresos para el mantenimiento cotidiano.
La pregunta es cómo se ha pasado de ese acto violento que es el asesinato del padre de la horda, fundante de la Ley, mito del origen de la Ley encarnada en el asesinato del padre, tal cual Freud lo relata en Totem y Tabú, a este momento, donde la ley interviene ante la violencia oponiéndose.
Según Eduardo Grüner, el error es considerar la violencia como una enfermedad que hay que extirpar y no un síntoma de las fallas de la Ley, falla que es constitutiva de la Ley. La Ley es sin embargo necesaria pese a sus fallas para mantener las pulsiones destructivas dentro de un marco institucional. Es decir, la posición de Grüner es que ley y violencia son términos que no se oponen. En el Seminario 7 Lacan dice al respecto:
“Mientras tanto vemos aquí el estrecho nudo del deseo y la Ley. El ideal de Freud, en cambio, es ese ideal temperado de honestidad que se puede llamar, dándole a la palabra su sentido idílico, la honestidad patriarcal. El padre de familia es una figura todo lo lacrimógena que quieran, que les propone un cierto ideal humanitario. Supuestamente, esa honestidad patriarcal nos brinda la vía de acceso más mesurado a deseos temperados, normales”.
Actualmente lo público interviene en lo privado. La violencia doméstica es una de las causas de la intervención del Estado en la privacidad de la familia. Es así que la ley nacional promulgada el 28 de diciembre de 1994 y reglamentada por el decreto 235/96 establece en su artículo primero que “Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de alguno de los integrantes de su grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante un juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas”.
Las medidas cautelares que dicho juez puede adoptar son:
a) Ordenar la exclusión del autor, de la vivienda donde habita el grupo familiar.
b) Prohibir el acceso del autor al domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o estudio.
c) Ordenar el reintegro al hogar de quien ha debido salir del hogar por razones de seguridad del mismo, excluyendo al autor.
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los hijos.
El fuero penal es la rama de la Justicia que se encarga de establecer si el delito existió. En la ciudad de Buenos Aires intervienen los juzgados de Menores.

La intervención de la Justicia tiene un valor simbólico que no debe pensarse independientemente de los elementos ligados a la repetición, nombre freudiano de la pulsión de muerte, que ponen en juego elementos reales ligados a un goce insensato.
Puedo poner como ejemplo el caso de una paciente internada en el Hospital B. Moyano, quien fue golpeada por su abuela de chica, por lo que la madre la separó del hogar en el que la familia convivía con la anciana, supuestamente para protegerla. Esto ocurre cuando la paciente tiene 4 años. La internación en el Moyano se decide cuando esta mujer acusa a su marido de golpear al hijo de ambos, de cuatro años. Interviene la Justicia, se lleva a la mujer a un hogar con el niño, separándolos del padre golpeador. Es en estas circunstancias que la mujer empieza con síntomas depresivos que llevan a que el niño sea separado de ella, porque se decide su internación. Se pudo detectar que en esta repetición la mujer intentaba justificar lo que en su fuero íntimo consideraba un abandono materno. La violencia paterna encuentra su complemento en la historia familiar de esta mujer, que inicialmente había luchado para proteger a su hijo sin separarse de él.
Parte del trabajo premiado en las Jornadas del Hospital Alvarez (2004)

lunes, 22 de junio de 2009

viernes, 19 de junio de 2009

El neonarcisismo


El neonarcisismo surge de la deserción generalizada de los valores y finalidades sociales, provocadas por el proceso de personalizacion (individuación). Abandono de los grandes sistemas de sentido e hiperinversión en el Yo.
Chr. Lasch The Culture of Narcissism, New York, 1979:
"Las relaciones humanas, públicas y privadas se han convertido en relaciones de dominio, relaciones conflictivas basadas en la seducción fria y la intimidación. Bajo la influencia del neo-feminismo, las relaciones entre el hombre y la mujer se han deteriorado considerablemente, liberadas de las reglas pacificadoras de la cortesía. La mujer, con sus exigencias sexuales y sus capacidades orgásmicas vertiginosas - los trabajos de Masters y Johnson, K. Miller, M.J.Sherfey presentan a la mujer como "insaciable"-, se convierte para el hombre en una compañera amenazadora, que intimida y genera angustia: "El espectro de la impotencia persigue la imaginación contemporanea", esta impotencia masculina, que según los últimos informes, aumenta en razón del miedo a la mujer y de su sexualidad liberada. En este contexto, el hombre alimenta un odio irrefrenable contra la mujer, como lo atestigua el trato que se da a ésta en las películas actuales con sus frecuentes escenas de violación. Simultaneamente el feminismo desarrolla, en la mujer, el odio al hombre, asimilado a un enemigo, fuente de opresión y de frustración; al tener cada vez mayores exigencias hacia el hombre que él no puede satisfacer, el odio y la recriminación se extienden en esa sexual warfare caracteristica de nuestro tiempo.


Citado y comentado por Gilles Lipovetsky, en su libro "La era del vacío", Cap III.

jueves, 18 de junio de 2009

VEL

Invitación:
Horacio Gargano dará una clase sobre "Intervenciones del analista en el campo de la violencia familiar". El día Lunes 22 de Junio, a las 13,30hs.,en la Eol y en el espacio del Seminario del Departamento de Investigación VEL. Su abordaje tendrá el sesgo particular que le da su doble condición de abogado y Lic. en Psicología.

martes, 16 de junio de 2009

El niño como objeto "a"

El siguiente texto circula via mail.




"Volvió Tinelli y volvió el mal gusto y su negocio comercial, al que no le interesa que, como en este caso, haya niños de por medio.
Mirar Showmatch es mirar una síntesis del estado ético y moral de nuestra sociedad que avala, promueve, tolera, da raiting, disfruta y justifica una exposición lamentable y degradante como la que ayer tuvo lugar por canal 13.
Me pregunto dónde están los padres de estos niños que escucharon que a sus hijos el "prestigioso jurado" les decía cosas como éstas: "bien como perreaste", "estuviste sensual", "Esa cara de seductor", "Cada vez quiero mas de uds.",etc.
Me pregunto dónde están los padres que aceptaron y firmaron un contrato donde a sus hijas se las viste y maquilla como si fueran vedettes o "LOLITAS" y que permiten que sus hijos sean sometidos a semejante presión y el contacto con adultos (Tinelli, productores, couchs, jurados, etc.) que lo único que les interesa es hacer muchos puntos de raiting y ganar dinero gracias a ellos.
Me pregunto si algún funcionario judicial no puede actuar de oficio y detener esto.
Me pregunto qué diferencia hay entre esto y aquellos otros Tinelli´s que explotan a los niños laboralmente, los llevan a las guerras, los prostituyen, etc.etc. ¿O acaso, bajo la fachada de "show televisivo", con brillos y luces es menos grave y todo vale?
Me pregunto qué mirada depravada tienen los sres.y sras. del jurado que ven "sensualidad" en niños de 8 y 9 años.
Me pregunto, ¿dónde estamos ubicados como consumidores?
¿Seguiremos tolerando y participando?
¿Seguiremos pasivamente contemplando cómo se promueven los antivalores?
¿Seguiremos mirando para otro lado, sin comprometernos en defensa de nuestras familias?
La página Web de Canal 13 no tiene un espacio de "contacto"como para mandar mails de repudio a este programa.
La página del Comfer(http://www.comfer.gov.ar/web/denuncias.php) ofrece la posibilidad de denunciar en línea o telefónicamente."

domingo, 14 de junio de 2009

Paranoia social




Silvia Ons, guiada por la lógica de la enseñanza de Lacan, despeja los resortes de la violencia actual. En su texto aparecen referencias filosóficas que dan consistencia y enriquecen el planteo.
La hipótesis que compartimos, "la violencia se monta en la paranoia social que surge como producto de la devaluación de los valores y de la incredulidad resultante de tal declinación".
La devaluación de los valores se corresponde con "El Otro que no existe ..", la irrealidad de ser solo semblante en un proceso de desmaterialización creciente de lo real, los discursos se separan de los cuerpos para proliferar deshabitados. El advenimiento del nihilismo que nombra la caída profunda, la errancia de la falta de fundamento en la que se apoyaban los sistemas especulativos y morales.
“El Otro que no existe” genera, entonces, subjetividades cínicas, no incautas, desengañadas, el Otro no es tanto el lugar donde una verdad puede emitirse, ya que lo que lo anima es un goce que provoca siempre desconfianza.
Seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, dice Lacan que, en el fondo de la propia paranoia, tan animada en apariencia por la creencia, reina el fenómeno del “Unglauben”.
El sustantivo que utiliza Freud en alemán para designar esta “incredulidad de origen” del sujeto paranoico es “unglaube”, que corresponde a la negación de “glaube”, que significa fe y creencia. Fue Freud el que introdujo este término para explicar el mecanismo de la proyección, que es típico en esta afección.
La proyección implica no fiarse del inconsciente, rechazarlo, mantener lo que emerge de su fuente, lejos del yo. Es interesante que Freud evoque en este mecanismo una posición subjetiva que desautoriza una creencia, diciéndonos con esto que las formaciones del inconsciente suponen una creencia para ser reconocidas, caso contrario es arrojado “al mundo exterior el sumario de la causa que la representación establece”. Tanto Freud como Lacan nos indican que el paranoico no cree en algo diferente a su yo, ya que –en término lacanianos– para que exista creencia es preciso que también exista división subjetiva, es decir, que el yo admita un orden que lo traspasa. Entonces podemos pensar que la incredulidad contemporánea es paralela a la égida del yo como punto de referencia de los acontecimientos. No hay creencia, sino certeza relativa a la malignidad de los otros, Lacan nos enseña que cuanto más declina la primera, con más fuerza se instaura la segunda. Si en su obra definiría para la paranoia al goce identificado al Otro ¿ello mismo no revela que cuando no se cree, lo que anima el vínculo es la certeza relativa al goce del Otro? Así, la incredulidad posmoderna, puede darse la mano con el fundamentalismo más extremo, como aquel donde anida la violencia.

jueves, 11 de junio de 2009

Subjetividad del maltratador





Algunos pasajes del texto "Maltratos: La violencia como respuesta".
de José Ramón Ubieto (Barcelona)

Tomemos, en primer lugar, la perspectiva del maltratador y descartemos los casos episódicos, aquellos donde el maltrato aparece como una respuesta puntual, sin continuidad, fruto de una contingencia reactiva o de una patologia mental muy evidente.
Para la mayoria de los casos podemos partir de una dificultad subjetiva del maltratador, generalmente sin conciencia mórbida, de la que nada quiere saber y que encuentra en la respuesta violenta una salida que lo protege de esa dificultad, aunque sea al precio de la desaparicion del partenaire. Esa dificultad tiene que ver con una idea fantasmatica –no consciente de manera clara- sobre su posible desaparición o anulación como sujeto, una idea que no por inconsciente opera menos (más bien al contrario), y que toma la forma imaginaria de una falta de valor, de un poder disminuido, de una potencia que desfalleceria, de una falta de reconocinmiento, de un sentimiento intimo de sentirse “en menos”. Es por eso que para protegerse de ese temor proyectan esa desaparición y esa impotencia en la pareja: son ellas las que no saben, ni pueden hacer las cosas bien y son por tanto objeto de desprecio como deshechos.



lunes, 8 de junio de 2009

"El hijo de la estrella"

Leí en Página 12 del 4/06/09 nota de contratapa: "Pesos Pesados" de Juan Gelman acerca de la violencia (abusos y hasta muerte) que "ejercen" algunos docentes sobre niños con discapacidad intelectual y/o psicosocial quienes son castigados física o psicológicamente en escuelas`públicas y privadas de U.S.A-Me interesa señalar cuando J.G. dice: "... pueden ser asesinados porque los padres los consideran la vergûenza de la familia o porque piensan que estarán mejor muertos que minusvàlidos.."Esto me evoca el cuento de Carlos Fuentes "El hijo de la estrella" donde se verifica un deseo mortífero de la madre en primer lugar y del padre hacia el niño (nacido con una deformación física), como objeto "a" es rechazado por los padres. Al final hay una resolución`por el lado del padre ........
La nota concluye así: "La mitad de los estados de U.S.A. carece de leyes que amparen a la niñez de abusos y maltrato".
Aquellos que trabajan en relación a lo jurídico quizás puedan sumar comentarios.
Susana Masoero

domingo, 7 de junio de 2009

Familiale


Jacques Prévert

La mère fait du tricot
Le fils fait la guerre
Elle trouve ça tout naturel la mère
Et le père qu`est-ce qu`il fait le père?
Il fait des affaires
Sa femme fait du tricot
Son fils la guerre
Lui des affaires
Il trouve ça tout natural le père
Et le fils et le fils
Qu`est-ce qu`il trouve le fils?
Il ne trouve rien absolument rien le fils
Le fils sa mère fait du tricot son père des affairs
Lui la guerre
Quand il aura fini la guerre
Il fera des affaires avec son père
La guerre continue la mère continue elle tricot
Le père continue il fait des affaires
Le fils est tuè il ne continue plus
Le père et la mere vont au cimetière
Ils trouvent ça natural le père et le mère
La vie continue la vie avec le tricot la guerre les affaires
Les affaires la guerre le tricot la guerre
Les affaires les affaires et les affaires
La vie avec le cimetiere.

Familiar

La madre hace el tejido
El hijo hace la guerra
Ella encuentra eso natural la madre
Y el padre qué es lo que hace el padre?
El hace los negocios
Su mujer hace el tejido
Su hijo la guerra
El los negocios
El encuentra eso natural el padre
Y el hijo y el hijo
¿Qué es lo que él encuentra el hijo?
El no encuentra nada absolutamente nada el hijo
El hijo su madre hace el tejido su padre los negocios
El la guerra
Cuando termine la guerra
El hará los negocios con su padre
La guerra continúa la madre continúa el tejido
El padre continúa haciendo los negocios
El hijo ha muerto él no continúa más
El padre y la madre van al cementerio
Ellos encuentran eso natural el padre y la madre
La vida continúa la vida con el tejido la guerra
los negocios
Los negocios la guerra el tejido la guerra
Los negocios los negocios y los negocios
La vida con el cementerio

Traducción: Taller de Escritura del Hospital de Día “Nuevo Centro” (1998). Coordinación: Susana Masoero
Publicado en Nota: “La familia esa antigua institución”, diario El Informe, suplemento Conciencia 19/03/98

Gracias Susana Masoero por hacernos llegar poema y traducción

viernes, 5 de junio de 2009

El nucleo mismo de la autoridad no está en el poder sino en el deseo


Apuntes para un trabajo sobre la autoridad
Resumen de la presentación de

Hebe Tizio

Hablar de nuevas formas de autoridad auténtica y establecer su relación con la familia resulta difícil como lo es siempre que uno se refiere a lo que toca el momento en que se vive porque no hay la distancia suficiente para reflexionar.
El tema de la autoridad me preocupa desde hace tiempo porque es un lugar común decir que hay “falta de autoridad” y que por eso hay problemas con los adolescentes y niños de hoy no sólo en el ámbito familiar. Ni que decir que los tiempos moralizadores que vivimos abundan en esta línea y las supuestas soluciones que se ofrecen tematizan retornos autoritarios. Esta orientación hace recaer todo el peso en los sujetos que supuestamente necesitarían el tratamiento de una mano más firme. Creo que no se trata de “falta de autoridad” sino de una autoridad diferente y sobre esto el psicoanálisis tiene algo que decir.

Se podría hacer la historia de la humanidad a partir de las diferentes modalidades que ha asumido la relación autoridad- poder. En ese proceso, determinado por los cambios de discurso, se han ido desnudando poco a poco los velos de la sacralidad y separando la autoridad y el poder. Para occidente ese movimiento ha seguido los avatares de la función del padre y ahora la cuestión se juega en relación al núcleo de la autoridad, ¿qué es lo verdaderamente auténtico de la autoridad?
No es lo mismo obedecer por temor al castigo que dejarse orientar. Efectivamente se puede hablar de la necesidad de una orientación en la vida y cuando esto falta de sujetos desorientados. Hay que recordar que el término orientación hace referencia a determinar la posición o dirección de algo respecto a un punto cardinal. Y que viene de orientar que deriva de oriente del latín orĭens, -entis, part. act. de orīri, aparecer, nacer.
Se trata de una autoridad que oriente en relación al punto cardinal del sujeto y no del autoritarismo del castigo. Hoy el castigo casi no tiene efecto, no existe lo ejemplificador porque no se sacan consecuencias. Por eso es interesante estudiar las nuevas formas disciplinarias en la época de lo “políticamente correcto” como por ejemplo el uso que se hace de la medicación.
¿Se trata de pérdida de autoridad o de la pérdida del poder que muestra lo que hay detrás de ese velo? ¿Cómo se sostiene la autoridad sin el poder directo? Porque el poder directo hace que el sujeto obedezca pero esto no es lo mismo que el consentimiento.
El psicoanálisis, por el momento en que surge interroga las bases de la autoridad y el poder. El psicoanálisis introduce una nueva autoridad pues pone en primer plano la transferencia y el mandar no como amo sino como resto.
El núcleo mismo de la autoridad no está en el poder sino en el deseo puesto en juego, en la satisfacción que produce una función bien estructurada sintomáticamente pues permite sostener un agujero.
La autoridad implica el reconocimiento del Otro, es lo que la diferencia del autoritarismo. Pero no se trata de la demanda de reconocimiento que siempre desautoriza, sino del reconocimiento causado, efecto que viene por añadidura, porque se hace lo que se cree que se debe hacer para sostener la función de manera competente. Dicho en otros términos, no hay autoridad sin transferencia y lo que se transmite es la fortaleza del propio anudamiento sintomático que sostiene agujeros que permiten inventar.
La familia es la institución encargada de la operación civilizadora sobre el goce y encarna así al Otro regulador que realizaría una transmisión adaptativa siempre traumática. ¿Cómo se hace esta operación? El psicoanálisis pone de manifiesto que hay un aspecto irreductible de la transmisión. Se trata de la función de residuo que se juega en la necesidad de un deseo que no sea anónimo para humanizar al viviente.
Los niños y jóvenes de hoy -que se orientan más por el objeto, que buscan la información en Internet-, saben reconocer que la única garantía de la autoridad es el deseo. Muchos de sus rechazos son respuestas a las formas anacrónicas que velan un deseo muerto que se traduce muchas veces en odio. En realidad buscan despertar en el otro el punto vivo pues necesitan la ayuda de una orientación y por ello son muchos los que consienten al análisis.
Se trataría de pensar una autoridad instrumento, pragmática y flexible, que puede dar elementos para que cada uno haga su propio trabajo, encuentre su propio tema que es una forma de trabajar su síntoma pues es una autoridad del lado de la autorización. Esto es lo que responsabiliza pues permite construir.
Como resultado de este trabajo se me vuelve a platear la cuestión de la formación del analista y creo poder entender mejor por qué Lacan hablaba de su posición de analizante en su seminario y se preguntaba de dónde viene eso, "esa enseñanza cuyo efecto soy.” Con ello señalaba que se autorizaba a ser efecto de su síntoma y esta autorización generaba transferencia.

Hacia las VII Jornadas de la ELP realizadas en el 2008

martes, 2 de junio de 2009

El VEL

Este jueves, 4 de Junio, se realizará una reunión con los grupos de Investigación del DepartamentoVEL, en la EOL, a las 21hs. Invitamos también a aquellos que deseen desarrollar una actividad de investigación, en forma individual o grupal, sobre temas afines con la violencia.
El lunes, 8 de Junio, Ernesto Derezensky continuará con las clases sobre "El familiarismo delirante" que se dan en el espacio del Seminario del Departamento, en la EOL, a las 13,30hs.

El miedo a la ciudad


Beatriz Sarlo

En los diarios sobre papel, la crónica roja se ha convertido en crónica cotidiana, desbordando los límites del género y ganando el lugar de la "información general". Ya no hay página ni sección policial propiamente dicha, sino que este tipo de noticia atraviesa el diario, radicandose más intensamente en algunas secciones y compitiendo en tapa. Jesus Martín Barbero escribió: "Los medios viven de los miedos". Lo contrario tambien es cierto. La ciudad real, los suburbios reales y los de los medios a veces coinciden y otras se contradicen. Pero, en cualquier caso, los medios ofrecen una idea de ciudad y de suburbio que puede ser más fuerte que la experiencia.

No tiene sentido comparar "la realidad de la experiencia" porque ella no existe sino mezclada (como si se tratara de pigmentos de dos colores) con "la realidad de los medios".

No hay ciudad sin discurso sobre la ciudad. La ciudad existe en los discursos tanto como en espacios materiales, y asi como la voluntad de ciudad la convirtió en un lugar deseable, el miedo a la ciudad puede volverla un desierto donde el recelo prevalesca sobre la libertad. La ciudad se parte y de su utopía universalista se arrancan pedazos que unos consideran extraños porque justamente allí están los otros.

De su libro "La ciudad vista" pag:97. Ed. siglo XXI