martes, 4 de agosto de 2009

"Defender la Sociedad"

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2- En una nota reciente en Página 12, el Tato Pavlovsky advertía que el crimen de Patagones de un chico armado en una escuela podría suscitar fenómenos de contagio, fenómenos de imitación. Esta hipótesis nos lleva a Gabriel Tarde y, en particular, a “el Suicidio” de Emile Durkheim donde tal hipótesis, según él, refutada. ¿Cómo pensas la problemática de la acumulación en las ciencias sociales?
Hay acumulación pero se da de manera compleja. No digo que sea simple la acumulación que se produce en ciencias duras. Digo que en las ciencias sociales hay una heterogeneidad de corrientes teóricas (aunque intentos de encontrar la unidad en la heterogeneidad hubo desde la década del cincuenta hasta ahora) Lo que hay —mucho peor– es la desconexión, por ejemplo, con la antropología. La efectiva compartimentación de disciplinas en departamentos que suponen agrupaciones y círculos particulares: en ciencias sociales es muy difícil que se haga una recuperación simplista de Gabriel Tarde. Pero No es difícil que un economista la haga o que un psicoanalista la haga. Los lazos corporativos separan y esa acumulación efectiva no se transmite. En la psicología hay tendencias a miradas reduccionistas de lo social. Pensar a esta altura del partido en imitación a la Tarde pone en evidencia esa compartimentación. Durkehemianamente, yo puedo analizar la ruptura del lazo social, es decir, un nihilismo pasivo, nihilismo cultural, nihilismo real.
-Transpotting urbano-bonaerense.
Absolutamente. La situación de la escuela no es de la escuela; se mató un pibe no es que por imitación se va a matar otro: hay situación de ruptura real, fragmentación simbólica; no hay objetivos trascendentes. Objetivo trascendente no es estudiar metafísica.
-Es Jubilarse.
En la familia, por ejemplo. Pensar de aquí a veinte años, es decir, lo que pensaba un tipo en el Estado de Bienestar del 60 o 70. Un pibe que no puede pensar de aquí a mañana, sea en una villa o de clase media: todos están en el marco de esa crisis de “paraguas morales” como decía Durkheim. La crisis de las instituciones es producto en términos internacionales de la destradicionalización: las instituciones anteriores dejan de ser creíbles y el momento posterior no está presente. Traducción libre de Marx. Las instituciones argentinas nunca fueron del todo creíbles (como puede creer un alemán en sus instituciones) pero un tipo de la década del cincuenta creía más en sus instituciones que un tipo de ahora. Cuando un viejo chorro ve robar a los pibes de ahora dice: “Estos muchachos no tienen acción racional con arreglo a fines”, es decir: ¿Cómo van a hacer eso? “Yo para asaltar un banco tardo tres meses: tengo que buscar al campana, un plano, un análisis de inteligencia previa para ver cuando pasa un policía” “estos locos van a matar o morir” No es un efecto de imitación. Es un efecto producto de un hecho social que se explica causalmente.
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Lucas Rubinich —director de la carrera de Sociología UBA; Profesor titular de las cátedras de Sociología General y Sociología de la Cultura—

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