domingo, 5 de mayo de 2019


El machismo no es el patriarcado[1]                             Graciela Ruiz
                                                         
El  movimiento feminista se define como la lucha contra el patriarcado y el capitalismo. Es un movimiento transversal y popular.[2]
Esa insistencia en orientar la lucha contra el patriarcado nos confronta con  una contradicción.  ¿Cuál es el diagnóstico? ¿El  problema es la vigencia del  patriarcado o la declinación del nombre del padre o sea el debilitamiento de la figura de autoridad del padre?
La intensión de la lucha feminista es denunciar el dominio, explotación o abuso, del hombre sobre la mujer. El feminismo ubica como causa de estos fenómenos a la autoridad ejercida por el varón-padre en esta organización social que se conoce como patriarcado.
El “patriarca”  es el varón que tenia la autoridad de pater familias quien podía tomar decisiones que afectaban  a toda la familia incluidos los esclavos, al extremo de poder decidir si alguien merecía o no la muerte. El patriarcado alude a esa autoridad y a sus reglas. Etimológicamente proviene de la palabra “padre” más el significado de  “líder, jefe o rey”. Funcionaba en Grecia y Roma, es una forma de dominación centrada en el poder del padre que se ha manifestando de maneras muy diferentes a través de los siglos.
 Hoy se usa el término de una manera muy general e imprecisa.  Por ejemplo, es confuso usar la misma palabra para aludir a la autoridad de un padre de familia en la Roma antigua y para nombrar la conducta de  un hombre, en Buenos Aires, siglo XXI. 
Para definir al patriarcado se mencionan las obligaciones y los derechos que tenía el padre de familia. “En el derecho se palpa como el discurso estructura el mundo real”[3]
Se gana en precisión y se evita oscuridad si nos remitimos al discurso Amo y sus vicisitudes, para dar cuenta de estas relaciones. Lacan define al discurso de la siguiente manera.  Mediante el instrumento del lenguaje se instauran cierto número de relaciones estables, en las que puede inscribirse algo mucho más amplio, que va más lejos que las enunciaciones efectivas”.[4]
 “Si el discurso del amo constituye el lecho, la estructura, el punto fuerte en torno del cual se ordenan varias civilizaciones, es porque el resorte es allí, pese a todo, de un orden distinto que la violencia”[5]
El resorte del discurso Amo no es la violencia, por el contrario el resorte es el instrumento del lenguaje  y la dimensión de verdad que puede adquirir el semblante como agente del discurso[6]. Frecuentemente hemos escuchado “él no hablaba solo nos miraba, era suficiente ya sabíamos lo que pensaba” así se manifestaba la autoridad del padre en la mesa familiar. Semblante de autoridad  con valor de verdad que sostiene el discurso.
Lacan ubica  el fenómeno de violencia cuando  a nivel del discurso el sujeto es llevado a algún efecto que no fuera del semblante.[7]
 Es conveniente tratar de ubicar cual fue el último dicho antes del desenlace, el último dicho que desplazo al sujeto fuera del discurso.
El “pasaje al acto”  y el “acting out”  ocurren en los límites del discurso. El acting out,  dice Lacan, también llamado “pasión”, se produce cuando se hace pasar  el semblante a la escena, se lo monta en la escena, se hace de él ejemplo. Se escenifica aquello de lo cual el sujeto se ve excluido, desposeído  de la posibilidad de ejercer alguna autoridad, de hacer justicia, de ser el garante del orden, el portador de una ley. Eso que no se sostiene desde los significantes porque  no existe la dimensión de verdad del semblante que lo sostenga,  se actúa en lo real en la escena.  Actuaciones que pueden ir desde una actitud prepotente y dichos que resulten ofensivos hasta actos de violencia más serios contra la mujer.
La forma que adopta la militancia feminista en nuestros días es la evidencia de la pérdida de hegemonía del discurso Amo que en las sociedades tradicionales estaban comandado por el Nombre del Padre.  No significa la remoción del discurso Amo, se trata de una crisis de los significantes amos tradicionales que ocasiona  una deriva de las clasificaciones. Está por verse cuales de los nuevos significantes permanecerán como verdaderos. Como nuevos semblantes.
Por ejemplo, “la violencia de género” es un nuevo significante amo que fija un pedazo de real y ha adquirido una dimensión de verdad considerable. La deriva abierta de categorías nuevas de identidades sexuales también va aportando nuevos significantes. Son modificaciones históricas del discurso amo que el psicoanálisis constata en las ocurrencias de la palabra de los analizantes.[8]


[1] Agradezco a Ondina Machado por su comentario y su invitación, que me ayudó a precipitar estas ideas.  
[2] Estas características ubican al movimiento feminista dentro del feminismo radical. 
[3] Lacan Jacques, El Seminario 17 El Reverso del Psicoanálisis. Pág 16. Paídos, Bs. As. 1992
[4]Ibíd., p. 10.
[5] Lacan Jacques. El Seminario 18. De un discurso que no fuera del semblante p.25. Paídos 2009
[6] ..el significante es idéntico al estatuto como tal del semblante” p.15. Seminario 18.
[7] Ibíd., p. 31.
[8] Brousse Marie Hélène. “El nuevo feminismo lacaniano” Blog Nel. Medellin.