El machismo no es el patriarcado[1] Graciela Ruiz
El movimiento
feminista se define como la lucha contra el patriarcado y el capitalismo. Es un
movimiento transversal y popular.[2]
Esa insistencia en orientar la lucha contra el
patriarcado nos confronta con una
contradicción. ¿Cuál es el diagnóstico?
¿El problema es la vigencia del patriarcado o la declinación del nombre del
padre o sea el debilitamiento de la figura de autoridad del padre?
La intensión de la lucha feminista es denunciar el
dominio, explotación o abuso, del hombre sobre la mujer. El feminismo ubica
como causa de estos fenómenos a la autoridad ejercida por el varón-padre en
esta organización social que se conoce como patriarcado.
El “patriarca”
es el varón que tenia la autoridad de pater familias quien podía tomar decisiones que afectaban a toda la familia incluidos los esclavos, al
extremo de poder decidir si alguien merecía o no la muerte. El patriarcado
alude a esa autoridad y a sus reglas. Etimológicamente proviene de la palabra
“padre” más el significado de “líder,
jefe o rey”. Funcionaba en Grecia y Roma, es una forma de dominación centrada
en el poder del padre que se ha manifestando de maneras muy diferentes a través
de los siglos.
Hoy se usa el
término de una manera muy general e imprecisa.
Por ejemplo, es confuso usar la misma palabra para aludir a la autoridad
de un padre de familia en la Roma antigua y para nombrar la conducta de un hombre, en Buenos Aires, siglo XXI.
Para definir al patriarcado se mencionan las
obligaciones y los derechos que tenía el padre de familia. “En el derecho se palpa como el discurso estructura el mundo real”[3]
Se gana en precisión y se evita oscuridad si nos
remitimos al discurso Amo y sus vicisitudes, para dar cuenta de estas
relaciones. Lacan define al discurso de la siguiente manera. “Mediante
el instrumento del lenguaje se instauran cierto número de relaciones estables,
en las que puede inscribirse algo mucho más amplio, que va más lejos que las
enunciaciones efectivas”.[4]
“Si el discurso del amo constituye el lecho,
la estructura, el punto fuerte en torno del cual se ordenan varias
civilizaciones, es porque el resorte es allí, pese a todo, de un orden distinto
que la violencia”[5]
El resorte del discurso Amo no es la violencia, por
el contrario el resorte es el instrumento del lenguaje y la dimensión de verdad que puede adquirir el
semblante como agente del discurso[6].
Frecuentemente hemos escuchado “él no
hablaba solo nos miraba, era suficiente ya sabíamos lo que pensaba” así se
manifestaba la autoridad del padre en la mesa familiar. Semblante de
autoridad con valor de verdad que
sostiene el discurso.
Lacan ubica
el fenómeno de violencia cuando a
nivel del discurso el sujeto es llevado a
algún efecto que no fuera del semblante.[7]
Es conveniente tratar
de ubicar cual fue el último dicho antes del desenlace, el último dicho que
desplazo al sujeto fuera del discurso.
El “pasaje al acto” y el “acting out” ocurren en los límites del discurso. El
acting out, dice Lacan, también llamado
“pasión”, se produce cuando se hace pasar
el semblante a la escena, se lo monta en la escena, se hace de él
ejemplo. Se escenifica aquello de lo cual el sujeto se ve excluido, desposeído de la posibilidad de ejercer alguna autoridad,
de hacer justicia, de ser el garante del orden, el portador de una ley. Eso que
no se sostiene desde los significantes porque
no existe la dimensión de verdad del semblante que lo sostenga, se actúa en lo real en la escena. Actuaciones que pueden ir desde una actitud
prepotente y dichos que resulten ofensivos hasta actos de violencia más serios
contra la mujer.
La forma que adopta la militancia feminista en
nuestros días es la evidencia de la pérdida de hegemonía del discurso Amo que
en las sociedades tradicionales estaban comandado por el Nombre del Padre. No significa la remoción del discurso Amo, se
trata de una crisis de los significantes amos tradicionales que ocasiona una deriva de las clasificaciones. Está por
verse cuales de los nuevos significantes permanecerán como verdaderos. Como
nuevos semblantes.
Por ejemplo, “la violencia de género” es un nuevo
significante amo que fija un pedazo de real y ha adquirido una dimensión de
verdad considerable. La deriva abierta de categorías nuevas de identidades
sexuales también va aportando nuevos significantes. Son modificaciones
históricas del discurso amo que el psicoanálisis constata en las ocurrencias de
la palabra de los analizantes.[8]
[1]
Agradezco a Ondina Machado por su comentario y su invitación, que me ayudó a
precipitar estas ideas.
[2] Estas
características ubican al movimiento feminista dentro del feminismo
radical.
[3] Lacan
Jacques, El Seminario 17 El Reverso del
Psicoanálisis. Pág 16. Paídos, Bs. As. 1992
[4]Ibíd., p.
10.
[5] Lacan
Jacques. El Seminario 18. De un discurso
que no fuera del semblante p.25. Paídos 2009
[6] ..el significante es idéntico al estatuto
como tal del semblante” p.15. Seminario 18.
[7] Ibíd.,
p. 31.
[8] Brousse
Marie Hélène. “El nuevo feminismo lacaniano” Blog Nel. Medellin.
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