lunes, 19 de agosto de 2019

Crímenes pasionales


La expresión “crímenes pasionales” se originó en el reconocimiento superficial de que las peleas originadas aparentemente por causas como celos, abandonos y desamor o sea por el amor y el odio, podían terminar con estos resultados. En los últimos años se ha cuestionado este concepto a raíz de suponer una cierta justificación de la violencia ya que algo bueno como la pasión del amor termina en el pasaje al acto criminal. El perfil del hombre amante de su mujer que se descontrola frente a la evidencia de la infidelidad no molesta mucho al espíritu machista. Algún tango puede dar cuenta de ello. Para conmover  esta naturalización  de los hechos, se comenzó a utilizar el término violencia de género. Pero el gran manto explicativo del “género” no aporto muchos recursos para acercarnos al real que está en juego. No es conveniente ocultar la cara estragante del amor, tampoco desconocer que el amor y el odio van juntos. Si nos animamos a saber un poco más de lo que estamos hechos y no tratamos de ignorar aquello que está ahí, tenemos más posibilidades de no ser sorprendidos desprevenidamente. Las mujeres deben poder interpretar y calcular la continuidad  entre la conducta amorosa  pasional extrema y el acto violento. Y porque no, también interrogarse acerca de  la dificultad de separación de ese hombre. ¿Cómo colma su ser verificar que el otro no puede vivir sin ella?  Si,  la pasión del neurótico es  justificar su existencia, lo sorprendente pero no menos real  es preferir la injuria a la indiferencia.

                                                                                    Graciela Ruiz

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