lunes, 18 de mayo de 2009

Ni monstruo ni abusador






En los últimos días, los medios de comunicación recurrieron a la palabra "monstruo" que fue usada para el caso Fritzl y que reaparece en la noticia sobre el padre que había violado a su hija, en la provincia de Mendoza, desde pequeña hasta la actualidad.

E. Giberti en su articulo de Pagina 12, cuestiona la utilización de la palabra "monstruo" porque connota un hecho ajeno, alejado, de otro planeta, de otra raza que no nos concierne. También cuestiona la palabra "abuso" que diluye la gravedad del hecho y es más liviano que violación incestuosa. Nos advierte frente a la influencia del derecho en la determinación del lenguaje que acatamos sin advertir el desplazamiento de sentido.

Interesante reflexión que pierde su posible riqueza cuando converge en la explicación universal, "pret a porter" de la psicologia de género, el ordenamiento patriarcal de las sociedades es el mal de todos los males. Congruentemente con esto para E. G. la utilización de estos dos términos protege la figura del padre. Según su opinión hablar de violación incestuosa generaría problemas en el ordenamiento patiarcal de la sociedad. Por esta misma razón E. G. propone retomar el termino "incesto".

Señalemos que este termino no es ajeno a la tradición del padre que por el contrario lo acompaña desde sus más remotos origenes. Esta vuelta a los terminos tradicionales es más una invocación a la función del padre que un ataque a su figura, invocación que nos muestra más su debilitamiento que su plenitud.

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