martes, 2 de junio de 2015

Intervención de Ernesto Sinatra en la mesa plenaria "El género en cuestión" de la Jornada del VEL

LA IMPLOSIÓN DEL GÉNERO
1 - El empuje al goce: de la cosquilla a la parrilla
            No vamos a hablar del goce así, por las buenas. Ya les he hablado bastante de ello como para que sepan que el goce es el tonel de las Danaides y que, una vez que se entra, no se sabe hasta donde va. Se empieza con las cosquillas y se acaba en la parrilla. Esto también es goce…”
                                                                                                                                      Jacques Lacan
Sigmund Freud interpretó a su época: el malestar era el síntoma que mostraba que la renuncia pulsional -¡hay que dejar de gozar! como mandato paterno de la civilización- no (re)instalaba la felicidad, sino que, por el contrario, reforzaba el circuito infernal del super-yo reintroduciendo la ferocidad del goce por medio de la prohibición.
Si consideramos ahora -siguiendo la orientación de Jacques-Alain Miller- el malestar de la civilización en la época freudiana a partir de las coordenadas de la sexuación, encontramos que ella obedecía a la lógica que Jacques Lacan adjudicó a la posición masculina: el conjunto sostenido en el Todo, a partir de la culpa y el castigo, de los pecados y su expiación: de ese modo el imperativo proscriptivo de la civilización reforzaba el super-yo en el nombre del Buen Padre que vigilaba.
Al respecto, conviene acentuar el modo por el que la iglesia florecía hasta allí con su negocio: ‘¡hay que dejar de gozar!pero si has pecado, puedes expiar tus pecados; pero entonces vuelves a gozar, y entonces vuelves a la Iglesia para volver a expiaretc.
El imperativo actual de la civilización ha devenido “¡hay que gozar!, en una época que sabe demasiado de la inexistencia de la relación sexual. La porno-cultura muestra lo que hasta ayer se velaba: la multiplicación de cuerpos gozando pero incluyendo ahora- el coito exhibido y sus desinencias.
El espectro hiper-moderno del goce renueva sus desplazamientos de la cosquilla a la parrilla. De un lado la cosquilla: el avance mediático del goce sexual el todo para verde la pantalla omnivoyeur recaptura la implosión del género en sus variaciones (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, inter-sexuales...) transformando en comedia la desigual lucha por los derechos de las minorías sexuales, ridiculizando sus demandas de reconocimiento social, a partir del panóptico chismorreo de la sociedad del espectáculo.
Por el otro, la parrilla: desde la agresividad urbana, cotidiana; el ascenso de la criminalidad; la degradación creciente de los caídos del mercadoY nos interesa especialmente remarcar dos fenómenos: en el primero de ellos comprobamos la mostración estructural de lo insoportable de la diferencia sexual, rechazada de un modo criminal en los fenómenos de la denominada violencia de género’, que evidencian hasta donde puede llegar el rechazo a lo heteros, al Otro sexo. Violencia de género que hace pareja con las cada vez más frecuentes- muertes por sobredosis adictivas de jóvenes  producidas por las más sofisticadas drogas de diseño combinadas con alcohol (producidas hasta en las previas).
Estos acontecimientos son frecuentemente acompañados por la hipocresía del Otro social, que suele ofrecer soluciones cosméticas a un problema que involucra lo real mismo de la política: la disgregación de la autoridad y sus consecuencias.

2- La implosión del género en la feminización del mundo
En este estado de cosas, el estado debe regular en el campo del goce, lo que hasta ayer  era considerado un derecho divino, no tan sólo natural: el matrimonio adviene igualitario y la identidad de género deja de soldar cuerpo y sexo.
Desprendemos así una secuencia que hemos despejado en otro lugar: de la caída del padre -se sigue- el declive de lo viril -a lo que responde- la feminización del mundo.
Se verifica hasta qué punto la época actual --la de la feminización del mundo que leemos: No-Todo­­-- es coherente con un nuevo malestar determinado por el empuje de la no-relación sexual: la no-naturalidad de la sexuación se hace evidente no sólo con la ley del matrimonio igualitario y la ley de la identidad de género, sino además a partir del estallido de las clasificaciones producido por las demandas subjetivas de reconocimiento del derecho al goce.
Luego de los homosexuales, ahora van por sus derechos bisexuales; travestis; transexuales; intersexuales; hasta los metro-sexuales (hombres heterosexuales que cuidan su imagen, embellecen su figura y producen sus cuerpos siguiendo métodos que sólo las mujeres utilizaban hasta ayer nomás, inscribiendo una página más en los fenómenos de la feminización del mundopara participar en la guerra de los sexos); últimamente han llegado los cross-dresser a las tapas de las revistas —hombres heterosexuales que gustan del encuentro con otros hombres, trasvestidos como ellos, simplemente para hacer uso del goce de la palabra vestidos de mujeres, hablando en armonía y libertad de cosas de mujeres.
Tal vez uno de los casos más interesantes, por su vinculación directa con el fenómeno de la globalización, y por la argumentación de sus pensadores, la constituye la teoría queer. Pero si bien sus partidarios se encuentran en torno de la hipótesis que la orientación sexual y la identidad sexual es resultado de una construcción social, razón por la cual llegan a rechazar el género como concepto que organice sus modalidades del ser, existen a su vezdistintos sub-conjuntos, los que suelen agruparse en torno de las sexualidades periféricasdistribuyéndose ¡también ellos! en otras categorías que imponen al conjunto del género una dispersión fenomenal.
Desde esta perspectiva, para nosotros, la teoría Queer es un producto más de la feminización del mundo, consignando aquí que feminización no quiere decir atributos femeninossino No-Todo, lo que indica que el fundamento del Todo: la excepción, ya no cumple su función y que por ello el conjunto universal masculino-femenino ha estallado en la pluralización del género. ¡A cada uno su singularidad! ¡A cada uno su modo de gozar!
Es por ello que hemos denominado a este estado de cosas: la implosión del género, pulverización del género en múltiples categorías configurando micro-totalidades[1] que exigen su derecho a ser consideradas en sus particularidades de goce[2]
Para decirlo de una vez: la implosión del género es una consecuencia mayor de la época del No-Todo, en su empuje a la proliferación de nuevas categorías sexuales; mostrando en el estado actual de la civilización hasta qué punto inexiste el Universal que permitiría agrupar al Todo de LA Mujer.
Al respecto, vale considerar como verificación de nuestras hipótesis una nota reciente de un periódico tradicional es decir: conservadorde nuestro país, en la que los directivos de Facebook anuncian que ofrecerán en su portal a sus usuarios, para ser identificados a partir de…¡cincuenta y cuatro opciones diferentes de identificación de género! Sí: ¡54!
Fa­ce­book aca­ba de anun­ciar que ofre­ce­rá a sus usua­rios 50 op­cio­nes de iden­ti­fi­ca­ción de gé­ne­ro. En la ca­te­go­ría que fi­gu­ra den­tro de In­for­ma­ción Bá­si­ca, el des­ple­ga­ble aho­ra in­clu­ye op­cio­nes per­so­na­li­za­das y no bi­na­rias, co­mo in­ter­se­xo, neu­tro, an­dró­gino, sin gé­ne­ro, gé­ne­ro du­do­so, gé­ne­ro flui­do, va­rian­te de gé­ne­ro, queer o nin­guno.”

Para agregar, la misma nota, al dar la palabra a uno de los directivos de Facebook:
“…la­men­ta­ble­men­te, en mu­chos idio­mas no exis­te la ma­ne­ra de re­fe­rir­se a un ser hu­mano sin in­cluir su gé­ne­ro – plan­tea alex Schultz, vi­ce­pre­si­den­te de cre­ci­mien­to de Fa­ce­book, pun­ta de lan­za de es­te em­pren­di­mien­to–. Pe­ro lo que no­so­tros que­re­mos es dar­le a la gen­te op­cio­nes pa­ra ex­pre­sar quié­nes son real­men­te, pa­ra per­mi­tir­les ser quie­nes au­tén­ti­ca­men­te son.”

Curiosa respuesta, para no incluir el género ¡ofrecen más de 50 posibilidades de identificación de género! Ya lejos del binarismo tradicional que los usuarios del non-gender rechazan, Facebook se sube a la ola de la desnaturalización del sexo ofreciendo en su portal más acá de la cuestión del género- algo que debe ser destacado, el ideal que alberga cada clasificación: ofrecer un ser que realmente nombre la singularidad de cada cual. 
La sexuación, hueso real de la sexualidad en los humanos está a la orden del día subida ella también- al cenit de la civilización emplazando las variaciones de los modos de gozar.

3 - Nuestra orientación : lo real de la sexuación vs. la Identidad de género 
La ley de identidad de género desde hace ya tres años está vigente en la Argentina; antes de su promulgación efectuamos en un espacio del ICDEBA (Ateneo de Psicoanálisis y Género) algunas puntualizaciones que ahora, para finalizar, retomaremos.
Ø  A la elección del sexo la llamamos: sexuación
Con una escritura que parodia la lógica matemática, el doctor Lacan indicó que la sexualidad humana no puede ser reducida a la distribución de los cuerpos entre hombres y mujeres a partir de un binarismo natural o cultural. Esta inadecuación hombre-mujer la formuló de un modo provocador al afirmar que no hay relación sexual, indicando de este modo la falta de complementariedad en las formas de gozar de un lado y del otro de lo que denominó- la sexuación
En este punto la ley de identidad del género, al permitir que cada quien pueda corregir su identidad sexual contrariando a la que recibió en su organismo, se orienta (hasta podríamos decir: ¡se autoriza!) en la premisa psicoanalítica según la cual hay determinación del sexo, elección sexuada. s allá de la clasificación de la sexualidad que implosiona en las variedades del género, se trata de dos y sólo dos posiciones sexuales, las que localizamos a partir de la barra vertical: lado macho y lado femenino (o No-Todo). A ellas las caracterizamos con el predominio del falo en el nombre del padre -del lado macho-; y en el más allá de los semblantes paternos del Otro lado, el femenino, el del No-Todo. Es éste el principio que nos rige, nuestra brújula.
Ø  La ‘rectificación registral del sexo’ no es equivalente a la elección inconsciente del sexo
La identidad de géneropermite una reasignación sexual´, una rectificación de géneromediante operaciones de cambio de sexo. Pero el debate va más allá de lo real de la anatomía, ya que introduce otra cuestión: la nueva identidad sexual puede tramitarse ante el Registro Nacional de las Personas expresando el sujeto ser de un sexo diferente del biológico. De este modo se separa (se vuelve a separar) el cuerpo del nombre; el sexo de la identidad, ya que incluso no es necesaria la cirugía para transformar la identidad sexual sino que basta tan sólo con una declaración jurada para dejar de ser hombre-mujer.
El aspecto progresivo de esta ley es evidente, en principio porque implica el reconocimiento de derecho de las minorías sexuales al ofrecerles un amparo jurídico desde la cuestión identitaria, poniendo un freno legal a la violencia discriminatoria ejercida sobre transexuales, travestis, gays, lesbianas, etc. que incluye, especialmente, las asiduas intimidaciones por parte de personeros de las fuerzas públicas.  Pero hay un aspecto de la ley que es, al menos, inquietante. A partir de la inexistencia de una bipartición natural, el sexo se construye por una compleja trama de identificaciones de las que el Otro de la referencia socio-familiar participa necesariamente, y el psicoanálisis ha descubierto que las coordenadas significantes de la identificación se hallan siempre encausadas por las singulares marcas producidas en cada Uno por el traumatismo de la no relación sexual. Es así que las ficciones de los fantasmas hacen existir ahí mismo (en esas marcas) una relación donde no la hay (donde no la había), apoyándose en los bordes del cuerpo para extraer de allí goce. La paradoja que encuentra el psicoanálisis es que la elección de sexo siempre es inconsciente -determinada por el modo singular de satisfacción pulsional- pero que requiere del consentimiento de cada parlêtre para ratificarla o rectificarla.
Llegados a este punto es preciso interrogar las condiciones de este consentimiento cuando el cambio de la identidad sexual se realiza sin más soporte- en una oficina administrativa de la burocracia de los estados con el único requisito de la mayoría de edad y la manifestación de que la inscripción del ciudadano en el nacimiento no coincida con con su identidad de género autopercibida” , lo que “siente en el cuerpo”.
No se trata de introducir en esta hiancia entre lo natural y lo real de la sexuación nuestros prejuicios, sino de ofrecer a cada parlêtre el espacio analítico para reconsiderar lo que se ha producido entre su nacimiento en manos del Otro y la localización inconsciente del sexo, para reconsiderar a partir de allí su demanda de rectificación registral del sexo.
Las consecuencias de las transformaciones de la intimidad nunca son gratuitas y una intervención en el plano simbólico para reasignar el sexo puede producir efectos indelebles y sobre todos- irreversibles en la subjetividad.
Ø  No ceder en los principios: ni el cuerpo es el organismo, ni el género lo real del sexo
Revisemos ahora nuestras clasificaciones. Hasta hace muy poco tiempo una repartición parecía organizar nuestra casuística: el travesti, considerado como aquel transformista que no tocaba lo real del organismo, sino que acudía a los semblantes femeninos para ofrecerse a la mirada del Otro, parodiando a la mujer fálica para obtener de allí un goce particular; mientras que por la otra orilla transitaba el transexual, aquél que por haber transformado su cuerpo interviniendo en lo real de su organismo, se lo pre-clasificaba en el campo de las psicosis. Pero hoy que los travestis transexualizansus cuerpos al implantarse prótesis en sus organismos, ¿han devenido por ello transexuales? ¿O sólo lo serían si se implantaran genitales (mujeres) o si se los amputaran (hombres)? ¿Deberíamos por ello pre-clasificarlos, entonces, también a ellos de psicóticos?
De hacerlo así, mecánicamente, inscribiríamos nuestros prejuicios en la nosología, aplastando lo singular de cada caso en la generalidad clasificatoria que ofrecen los fenómenos. Aquí –una vez más- el buen sentido podría perdernos, buscando en las conductas la norma-padre de la desviación: retrocediendo por ejemplo- a los degeneradosfreudianos de 1905 catalogados todos de perversos. De hecho, se trata de leer de otro modo la casuística a partir de la apertura de los modos de goce que la época promueve, modos de goce que determinan formas de vida e impregnan con sus vestimentas la variedad de los fenómenos del género. 
Hoy -más que nunca- debemos estar advertidos de que los síntomas contemporáneos responden a las manipulaciones realizadas sobre el organismo: en ellos el cuerpo se muestra como superficie de inscripción de sucesivos goces (en cortes, tatuajes, piercings, ablaciones, implantes, intervenciones).
Por ello es preciso inventariar las consecuencias que las tecno-ciencias producen de la mano del mercado: Impossible is nothing!- al ofrecer el sueño de hacer posible lo imposible. Aclaremos: esas transformaciones operan sobre lo real de los organismos (implantes, ablaciones), pero nada asegura que con la manipulación realizada se produzca la modificación concomitante en los cuerpos (al menos no en la dirección pretendida). Que los organismos se conviertan según lo esperado por medio de la cirugía, no implica que los cuerpos respondan satisfactoriamentea esa transformación.
La delicada cuestión que aquí nos interpela es que además de respetar los derechos a la elección de una identidad sexual se abre la responsabilidad ética de ofrecer a la comunidad nuestra práctica para que aquél o aquella- que así lo deseare reflexione sobre la rectificación sexual que ha decidido, evaluando sus posibilidades reales de efectuación y advertir sobre lo que se pone en juego en tal decisión y los riesgos reales que se corren en cada caso.
No es poca cosa ofrecerle al sujeto transexual un tiempo de comprender -el tiempo de poner a prueba los fundamentos y consecuencias de su decisión- que le permita aliviar la urgencia que se instauró entre la angustia del instante de ver -cuando tempranamente comprobó que su sexo no se correspondía con su nombre- y la presión del momento de concluir -que lo empuja a consumar la decisión cuanto antes, sin ningún tipo de consideración, en ocasiones, acerca de lo irreversible de tal decisión.
La cuestión es muy compleja, pues, por ejemplo, el empuje a la mujer’ (irrupción deslocalizada del goce en el cuerpo que -para ser nombrada, situada- impulsa a un hombre a transformarse en mujer) ya se tramita por la vía quirúrgica y existen casos comprobados de desencadenamientos de psicosis producidos luego de la intervención ablativa. Se constata que no es lo mismo el anudamiento que podría producir en ciertos casos el sentimiento del empuje a la mujer, que el desanudamiento desencadenado por su realización efectiva.
Por lo pronto no se trata de producir una intervención clasificatoria de los trastornos y desviaciones de conductas a partir de una supuesta norma sexual que habría sido transgredida[3], sino de intentar un uso lógico del síntomaque nos permita evaluar en cada caso cómo se ha producido la pura percusión del significante en el cuerpo.  Y es en tanto que el psicoanálisis comprueba que no hay una justicia distributiva en relación con los sexos, que nos corresponde advertir a la comunidad y al Estado sobre los riesgos de impulsar una justicia compensatoria que pudiera transformarse en un (nuevo) empuje generalizado  al goce.
Y para dejar este punto, respecto de la práctica analítica que sostenemos, restan al menos- dos verificaciones por efectuar, las que declinan en interrogaciones:
La primera, ¿cuál será el destino del amor en el siglo XXI a partir de las transformaciones del género y de la intimidad? La segunda, un problema crucial para nuestras Escuelas: ¿hasta qué punto sostenemos nuestros principios, más acá del empuje del mercado de consumo hípermoderno? 



[1]Siempre se puede explicar que la estructura del no-todo es abstracta y que, de hecho, en la realidad las cosas no funcionan así. Y es que esta máquina implica la constitución insistente  de micro-totalidades que, al ofrecer nichos, abrigos, cierto grado de sistematicidad, estabilidad, codificación, permiten restituir cierto dominio. Sin embargo, esto es a costa de una especialización extrema de los sujetos allí atrapados, que traduce la presencia de dicha máquina.  Así para restituir un dominio, es preciso elegir un campo muy restringido de significantes, un campo muy restringido de saber
[2] Las micro-totalidades encuentran en las tribus urbanas una modalidad paradigmática de su manifestación. Ellas, desde la coalescencia saber + goce, anudan a sus integrantes en torno de un rasgo diferencial; se nombra un goce, se lo aísla, se lo asocia con un saber bien delimitado, se inventa una clase a partir de destacar esa coalescencia goce/saber ¡y ya está!, se ha constituido una micro-totalidad: Skaters; Grunges; Góticos; Heavies; Hard Cores; Skin Heads; Emos; Raperos,Floggers...la lista no cierra, mostrando su inconsistencia estructural. El elemento aglutinante de las tribus parece ser lo que llamaré- un goce éxtimo: exclusión del universo social con inclusión solidaria en la banda; marginación de las leyes del Otro con inserción fuertemente normativa en su micro-totalidad. Las substancias tóxicas suelen ser coadyuvantes del lazo asociativo, y en ocasiones advienen rasgos determinantes del accionar compartido, como sucede en una modalidad de ciertas tribus urbanas: el rito del botellón.
[3] Realizada, siempre, en el nombre del padre

lunes, 1 de junio de 2015

Palabras de Apertura a las IV Jornadas del VEL


María Elisa Banzato, Gustavo Kroitor, Patricia Sawicke y Susana Masoero.

Hace más de 7 años cuando comenzábamos con el  departamento de violencia, entendíamos que el punto de partida  en un departamento de investigación, consistía en una posición de ignorancia sobre aquello que vamos a investigar.
El término  “violencia” no es un concepto propio del psicoanálisis, lo que implica un esfuerzo de elaboración para poder trabajar con él.
El tema que nos convoca hoy en estas jornadas es “Machismo, Feminismo, el género en cuestión”, Y por supuesto, en relación a estos temas hablar de “violencia”.
Para comenzar quisiéramos referirnos a la necesidad de poner en cuestión que quieren decir estos términos, ya que como todo significante que se usa masivamente es posible que no todos nos estemos refiriendo a lo mismo cuando hablamos de ello. Los significantes adquieren distinta significación social a través de las épocas.
Tenemos la impresión que el uso habitual, el de la calle si quieren, al referirse al feminismo, le da una connotación positiva, al referirse con ello a la lucha de los derechos de las mujeres, mientras que cuando se habla de machismo, tiene una connotación negativa, y se lo relaciona con la violencia hacia las mujeres. 
A partir de esta idea, “Violencia de genero” se piensa como la violencia ejercida por los hombres en contra de las mujeres por el hecho de ser mujeres.
Pensar desde el psicoanálisis sobre estas cuestiones, no consiste en oponernos, sino en pensar de que manera podemos contribuir al debate desde lo que es especifico de nuestro campo.
En este sentido Freud en el curso de su investigación sobre la feminidad tuvo que salir a aclarar que no tenía ninguna intención de degradar a la mujer. Dijo:
“No es ocioso, quizá, que lo asegure: nada más lejos de mí, en esta pintura de la vida amorosa femenina, que la tendencia a menospreciar a la mujer… estoy dispuesto a conceder que un número indeterminado de mujeres aman según el modelo masculino y también despliegan la correspondiente sobrestimación sexual”[1].
Desde este momento de la teorización de Freud a las formulas de la sexuación en Lacan no hemos hecho otra cosa que darle un lugar al misterioso goce femenino.
Desde luego, estamos de acuerdo con lo que la ONU ha dado en llamar el empoderamiento de la mujer, lo que significa el acceso a condiciones igualitarias de producción.  Decimos que estamos de acuerdo en la igualdad de derechos, el derecho a votar, a tener igual salario por igual trabajo, igual trato ante la justicia, etc., etc.  Pero tal como lo plantea Patricio Alvarez ante la ONU, sólo podemos pensar en esta igualdad a partir de reconocer sus diferencias. Diferencias  que en  psicoanálisis, especialmente en la orientación lacaniana se van a ubicar respecto del goce.
Para el psicoanálisis siempre se trató de una diferencia, que impactó a Freud por el simple hecho de que se le ocurrió escuchar a las mujeres. Su trabajo lo llevó a señalar lo inubicable del goce femenino que se manifiesta en algunas frases como:
“…la expresión «libido femenina» carece de todo justificativo”[2]
“…la vida sexual de la mujer adulta sigue siendo un dark continent {continente negro} para la psicología”[3]
“Pues bien; el psicoanálisis, por su particular naturaleza, no pretende describir qué es la mujer -una tarea de solución casi imposible para él”[4]
Lacan en su seminario Aun nos muestra sus formulas de la sexuación que son formulas para introducir la diferencia en los modos de gozar.  Así al hombre lo ubicó con relación al modo de goce fálico que consiste en un goce contable y localizable, en la ética del justo medio, fetichista y atado al plus de gozar,  medible y cuantificable, ordenado por una ley. En definitiva, por un goce unido al lenguaje y a lo simbólico. No hay aquí ningún machismo, ya que el goce del lado hombre supone una debilidad al estar atrapado en los enredos del lenguaje. Mientras que el goce femenino es más opaco, no decible ni localizable, infinito, excesivo, ilimitado, llamado “Otro goce”. Este es un goce del que no se puede decir, así  Lacan, sostiene que se lo mal-dice[5]. No se lo puede poner en palabras, pero se lo rechaza.
J.A. Miller  nos dice que el racismo no es otra cosa que el odio al goce del Otro[6], y en este sentido, podemos pensar que el goce femenino siempre es Otro Goce. La segregación de la mujer no es otra cosa que una forma de racismo.
Pero también nos advierte Miller que el Otro es Otro dentro de mi mismo[7] lo que nos permite pensar que en  la segregación a la mujer hay un odio al propio goce.
Hablemos de violencia
Nos  parece que mientras habitualmente se considera a la violencia como un hecho de excepción, Freud  muestra que es constitutiva del ser humano, del ser hablante.
 En el malestar en la cultura Dice: 
            “el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo.  ¿Quién, en vista de las experiencias de la vida y de la historia, osaría poner en entredicho tal apotegma?”[8]  
Como sabemos, la violencia es cuestión de la pulsión de muerte, y en consecuencia inseparable de las cuestiones del goce.
En este sentido Lacan se refirió tempranamente en su seminario sobre las formaciones del inconsciente,  a la violencia como lo contrario de la palabra, y nosotros tomamos su definición de violencia como una guía en nuestro trabajo.
 Dice:
            “Para recordar cosas inmediatamente evidentes, la violencia es ciertamente lo esencial en la agresión, al menos en el plano humano. No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra. Si la violencia se distingue en su esencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia propiamente dicha…puede ser reprimida”[9]
Y como dijimos anteriormente el goce femenino por estar fuera de la palabra puede convocar a fenómenos de violencia.
La relación sexual no existe, es la forma de  decir sobre este desarreglo entre los sexos pensando desde las formas de Gozar, y en este sentido el goce femenino, puede resultar insoportable para un varón. (Para quien este del lado hombre de las formulas). Así de esta forma podemos coincidir (irónicamente) con la teoría del femicidio, donde se trata de matar a una mujer por el hecho de ser mujer, de una violencia desencadenada no contra las mujeres, sino contra un  Modo de gozar.
A partir de esto  “Machismo” “Feminismo” “Violencia” son términos que desde el psicoanálisis tenemos que repensarlos a partir del goce.
Desde las formulas de la sexuación, a nivel del inconsciente hay un rechazo de lo femenino en la representación del goce. Por eso el hombre, mejor dicho, quien está del lado hombre (Una mujer puede estarlo si le place[10]) aborda a la mujer como objeto. Es por esto por lo que el hombre no se relaciona con la mujer sino con una parte.  Así, junto a las cuestiones del  goce debemos considerar las cuestiones del falo y del objeto.
La relación sexual no existe, lo repetimos una y otra vez. Como no existe se requiere un contexto social para organizarla, la ley que dice qué se puede y qué no se puede.  Es la ley la que introduce la igualdad de los sexos al nivel del significante.  El discurso del derecho  es un discurso sobre el reparto de goce, pero bajo  el modo masculino, es decir bajo el modo simbólico[11]. El discurso jurídico es un discurso de la igualdad a nivel del significante dejando  de lado lo que llamamos “El Otro goce”.  El sujeto puede decidir ir a la justicia o al psicoanalista[12] para encontrar un modo más soportable de vivir la pulsión. Cualquier explicación sobre los fenómenos de violencia entre los sexos debe tener en cuenta esta consideración.
Hablemos de violencia de Género, o mejor dicho de violencia entre los sexos. J.A. Miller propone pensar en diferentes tipos de de pareja[13] : La pareja imaginaria, la simbólica, la fantasmática, la sintomática, y finalmente la que nos parece de mayor importancia, “el partenaire síntoma”
Consideramos especialmente  el sintagma “Partenaire síntoma” ya que el síntoma es lo que permite que los dos sexos se vuelvan parteniare. Es decir que el modo de gozar de uno debe tener consonancia con el modo de gozar del otro.  Entendemos que para explicar los fenómenos de violencia hay que ubicarla a partir de cómo coexisten los goces.
Partenaire síntoma quiere decir también que el síntoma permite que el amor se dirija a algo distinto de la imagen y la palabra del Otro. En el caso del hombre se dirige al objeto a, por eso hace de una mujer un síntoma. “El hombre hace el amor con su icc”[14]
Así Lacan con las formulas de la sexuación conserva al falo pero redefinido en términos de goce.
Si se llevan tan mal ¿por qué no se separan? Porque de lo que no se pueden separar, es de la pareja de goce. Pensamos que en  toda consideración sobre  la violencia en la pareja no puede dejarse de lado está cuestión.
Según el diccionario de la Real Academia, Genero: Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes. Clase o tipo al que pertenecen personas o cosas.
Es decir que género apunta al conjunto, y para el psicoanálisis se trata de una por una y no de un conjunto que constituya un género. Entonces el genero es una cuestión de lo social.
La posición femenino-masculino no es un determinismo biológico. Es una distribución como efecto de la castración y como una modalidad de goce, fálico, no-fálico. Fálico-castrado
Entonces el psicoanálisis por ser el único que se ocupa de las experiencias de Goce, se distingue de  otras formas de abordar la cuestión de la violencia, en especial la de género, no en contra de estas teorías, pero al menos por otros carriles.
Por último no podemos dejar de tener en cuenta como la cultura aborda la cuestión de la violencia de género.
Entendemos que lo que se puede observar tanto en los medios de comunicación, como en las redes sociales, en las conversaciones con personas bien intencionadas y progresistas, es que La Mujer es víctima, víctima de una sociedad machista, víctima de un trato desigual, víctima de la violencia del hombre.
A pesar de comprender las buenas intenciones, subrayamos que para el psicoanálisis es fundamental  que nuestros pacientes no se identifiquen al lugar de víctima, sino que salgan de esa posición de víctima para asumir una responsabilidad (No una culpabilidad, pues los neuróticos ya se sienten culpables de antemano) Entendiendo que esa responsabilidad para el sujeto consiste en tomar una posición respecto de su relación con el goce.
Como lo señala muy bien E. Laurent[15], Lacan prefiere el término estrago al de masoquismo. No es porque las mujeres sean masoquistas  que pueden llegar a dejarse maltratar (En todo caso eso es el fantasma del hombre), sino que al no estar el límite de la castración, pueden llegar a ser más decididas para poner el cuerpo, y alcanzar el punto en que se aseguran el goce del Otro, se aseguran que el “tú me pegas” les vuelve en forma invertida.

Como lo expresa de manera brillante la pluma de lacan:
           
            “Así, el universal de lo que ellas desean es locura; Todas las mujeres están locas, como se dice. Es incluso por eso por lo que no son todas, es decir, no locas del todo…, acomodaticias más bien; hasta el punto de que no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes”[16]










[1] Introducción del narcisismo. T. XIV p. 86
[2]Freud S.  Conferencia 33. La feminidad. T. XXII p. 122
[3] Freud S. ¿Pueden los legos ejercer el análisis?n Dialogos con un juez imparcial. T. XX p. 199
[4] Freud S.  Conferencia 33. La feminidad. T. XXII p. 108
[5] Lacan J. Seminario 20. Aun.  p. 103.
[6] Miller J.A. Extimidad. P. 53
[7] Miller J.A Extimidad p 55
[8] Freud S. El malestar en la cultura. T XXI p. 108
[9] Lacan J. Seminario 5. Las formaciones del inconsciente  P. 468
[10] Lacan J. Seminario 20. Aun  p. 88
[11] Miller J. A . El hueso de un análisis p. 83
[12] Musachi Graciela. Mujeres en movimiento. P. 80
[13] Miller J.A. La pareja y el amor p 18-20
[14] Lacan J. Seminario 23. El sinthome. P. 125
[15] Eric Laurent. Posiciones femeninas del ser. P. 70
[16] Lacan J. Televisión, en Otros escritos, p 566

lunes, 25 de mayo de 2015

Programa de la Jornada

Sábado  30 de Mayo de 2015, de 9 a 14 hs.
Escuela de Orientación Lacaniana
Callao 1033, 5to Piso. C.A.B.A.

                  Programa

8:45 hs.    Inscripción y recepción.

9:30hs. Apertura de la jornada “Machismo, feminismo, el  género en cuestión”                    
                                  

                                 A cargo de: Comisión organizadora:
                                                                           M. Elisa Banzato
                                                                           Gustavo Kroitor
                                                                           Susana Masoero
                                                                           Patricia Sawicke
10:00 hs. Mesa Plenaria: “El género en cuestión”

Participan: Patricio Alvarez y Ernesto Sinatra
             

                                                                        Coordina: Graciela Ruiz

11:00 hs. Break

11:30 hs. Mesas simultáneas:

Sala A: “Dispositivos: Psicoanalítico y  jurídico”

M. Laura Vitale y Valeria Loffaro: “Vengo de una    familia violenta”

Zulema Buendía: “En manos del Otro”

Adriana Sanguinetti y Liliana Camarón: “Dispositivo  judicial y erotomanía”
                                  
                                                                 
                                  Coordinan: Marcelo Marotta y Susana Masoero
                       

Sala B: “Género y sexuación”

                        Viviana Capisciolto: “Hay amores y amores”

                        Luisina Giusto: “Lo trans y lo psicoanalítico”

                        Norberto Inda: “El varón y la violencia conyugal”


                               Coordina: Ernesto Derezensky y Patricia Sawicke


Sala C: “Ficciones de la época”

                        Ricardo Vila: “La caza o la cacería”

                        Gabriela Triveño: “Los muchachos no lloran”

                        María Fernanda Mina: “Una respuesta: Transformer”

                                      Coordina: M. Elisa Banzato y Gustavo Kroitor


12:30 hs.  “Donde mandan las Mujeres”

Invitado: Ricardo Coler


                                               Participa: Carlos Dante García

13:30 hs. Mesa de cierre.      
               
                                                      a cargo de  Marcelo Marotta


13:45: Entrega de certificados

sábado, 23 de mayo de 2015

Jornada del 30 de Mayo en la EOL. “Machismo-Feminismo, el género en cuestión"



Machismo y feminismo, la terminación “ismo” denota una actitud  militante de
reivindicación de defensa  y de adhesión a una doctrina o partido, o bien a una
determinada actitud. También el “ismo”  expresa el estado avanzado de una patología, en estado de irritación de inflamación, (traumatismo, vaginismo, bruxismo). Me parece más interesante este uso, para  nombrar el estado avanzado de una enfermedad incurable que nos aqueja a los seres hablantes “la ausencia de relación sexual”.
J.-A. Miller: “nada puede curar, ni colmar la distancia entre un sexo y otro, cada uno como sexuado esta aislado de lo que siempre quiso considerar como su complemento”  Esta enfermedad avanza en cada uno, cada uno tiene su delirio sexual, su ficción, su construcción.
Ellas que no saben quienes son militan en el feminismo que las representa y ellos que creen saber lo que es un hombre militan en el registro de la  impostura.
En el feminismo especialmente  la construcción de esta identidad instauro una política, la política de la identidad. Expresada en lo que conocemos como “Violencia de género”, e “Identidad de género”.
Este es el “género” puesto en cuestión en nuestra Jornada.

Contaremos, para esta mesa, con dos invitados:
Patricio Alvarez, responsable del “Observatorio de Género y biopolitica” perteneciente al Comité de acción de la Escuela Una, y autor del texto “El empoderamiento de las mujeres y el psicoanálisis”, presentado en la ONU, en diciembre de 2014. Es miembro de la EOL y de la AMP. Responsable de la EOL del Comité de la Escuela Una para el Congreso de la AMP, Rio 2016. Miembro del Directorio de la EOL. Docente en la UBA.

Ernesto Sinatra quien viene trabajando estos temas desde hace mucho tiempo. En el 2013, publico a través de Tres Haches “Los nuevos adictos. La implosión del género en la feminización del mundo”, promulgado de interés legislativo por la comisión de diputados de la Provincia de Bs. As.  Es AME de la EOL, y miembro de la AMP. Fue director de la EOL, (2010-2012). Coordinador general de enseñanzas y docente del Icdeba. Co-fundador del TYA y autor de numerosas publicaciones. Muchos títulos que tienen que ver con el tema que nos convoca hoy: “¿Por qué los hombres son como son? “Nosotros, los hombres” 
Viene investigando sobre “Psicoanálisis y género” desde el 2010, en instancias del ICdeBa y de la EOL.

Los esperamos.


lunes, 18 de mayo de 2015

Yo nena, yo princesa (o la niña con pene)

En linea con la investigación que lleva adelante el VEL sobre las teorías de género, presentamos la intervención que Néstor Yellati  realizó en las XXIII Jornadas de la EOL "El borde de lo femenino Sexualidades, maternidad, mujeres de hoy."en Noviembre de 2014. 


YO NENA, YO PRINCESA (o la niña con pene)

“Yo nena, yo princesa” es el titulo de un libro.  Tiene como significativo subtitulo “Luana, la niña que eligió su propio nombre” lo que indica ya un rasgo de excepcionalidad.  Fue escrito por su madre, Gabriela Mansilla. Se trata del relato de una epopeya: la de un hijo y su lucha por que se acepte su “verdadera” identidad sexual y la de una madre dispuesta a todo  para que la sociedad y las instituciones reconozcan la posición del niño y  se cumpla la ley otorgándole un nuevo documento de identidad.
Es el caso conocido públicamente en sus inicios como “Lulú”.
Presentado por la Comunicad Homosexual Argentina, prologado por su terapeuta, epilogado por el director del Centro que se hizo cargo de tratamiento de madre e hija, es el relato del amor incondicional de una madre y de como se vió llevada a hacer de la supuesta posición sexuada de su hijo el ejercicio de un derecho.
Es un libro donde una mujer cuenta sus recuerdos, se podría decir sus asociaciones, en un orden no siempre cronológico,decidida a decir todo sin reticencias, o sea que más allá de que esté dirigido a cualquier lector interesa al psicoanalista.
 Que los dichos de un niño se conozcan a través de un progenitor es algo conocido desde los inicios del psicoanálisis (caso Juanito), la inevitable subjetividad materna, en este caso, no impide el desarrollo de la verdad. Se trata de saber leerla.  Lo que sigue es una posible lectura.
Es así como leemos  que en Julio de 2007 Gabriela tuvo mellizos, pero que a uno de ellos, Manuel, “algo no lo dejaba en paz”, demandaba más atención que el hermano, su mirada era distinta, “sorprendían tus ojitos profundamente tristes”.  El primer capítulo se llama por lo tanto “La tristeza de Manuel”.
Que los dos hermanitos eran muy distintos se advierte cuando a los dos años  ven por primera vez una película de Disney: “La Bella y la Bestia”. Manuel, deslumbrado, baila como la Bella, busca ropas de su mamá y las viste, llora pidiendo películas de princesas: él es la Bella y el hermano, la Bestia.
Pero nos enteramos que a partir de ese momento Manuel no solo se trasviste todo lo que puede sino que  también tiene síntomas: insomnio y una llamativa alopecia temprana.  Aparecerán otros y es del mayor interés advertir los momentos de agravamiento sintomático.

LA FRASE ENIGMATICA
Gabriela retrocede un poco en el tiempo y ubica el momento clave, el que revelaría la verdad del niño, a los 20 meses, cuando dice: “Yo nena, yo princesa”.  A partir de ese momento comienza el calvario: angustia, gritos, insomnio, la exigencia de Manuel en que se acepte su “Yo nena”, la calma que solo sobrevenía al trasvestirse.
Se produce una escalada sintomática. A los tres años se mordía, tiraba del pelo, y golpeaba la cabeza contra la pared.  Se imponía entonces la consulta psicológica y el azar lleva al niño y su madre al consultorio conductista.  Luego de 6 meses de intento de  adecuar al niño  a su sexo biológico, de impedir toda conducta travestista, de imponerle juegos varoniles, se produjo un agravamiento de sus síntomas, llantos interminables, autoagresiones y  un aferrarse a todo lo que fuera rosa. Manuel  pinta con una fibra rosa todo lo que esté a su alcance, inclusive la cara del hermano.
EL MOMENTO DE LA REVELACION
Hasta aquí todo era confusión en la vida de la madre de Manuel. Su hijo decía ser una niña, la intervención terapéutica solo había logrado incrementar los síntomas, el padre aparecía en un lugar muy secundario en la historia. Es cuando interviene  la tía de Manuel, hermana mayor de la madre, y núcleo principal de la comunidad de mujeres que aceptan y reconocen de lo que se trata. En la TV dan un documental  que la tia pide que vean, donde una nena de EEUU aparece en escena diciendo:” Me llamo Josie, soy una niña y tengo pene”.
Se revela entonces que Manuel es una niña transgénero y que deberá aceptar al menos temporalmente ser una niña con pene.
Una vez conocida esaverdad , que un significante hasta ese momento desconocido  permite dar sentido , introducir cierto orden en la confusión, a Manuel se le compran vestidos de nena, pelucas de cotillón que usa durante todo el dia. El niño “transgénero”  se rodea permanentemente de nenas, dibuja nenas, quiere tortas con princesas y solo usa el color rosa.
De tal manera que Manuel más  una niña parece el estereotipo de una niña.
Según el relato materno conoce  a la perfección cuales son los semblantes que identifican a una niña y de manera extraordinariamente rígida no puede dejar de valerse de ellos en ningún momento.   Pero algo falla en ese saber que supone que una niña nunca patea una pelota, que no puede usar cualquier color, que jamás intenta treparse a un árbol.
¿posición subjetiva del niño o fantasma materno?

LA AUTONOMINACION
  El 31 de Julio de 2011 fue una fecha clave. Manuel cambia de nombre, elige llamarse como una compañera de colegio, Luana. No solo eso, le dice a la madre: “si no me llamas Luana no te hago caso”.
Se puede advertir que Manuel no elige llamarse Manuela lo que implicaría cambiar de género   pero aceptar el nombre asignado. Aceptar o rechazar el nombre puede tener consecuencias si consideramos la relación de este con la trasmisión de “una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo” (1)


Manuel se autonomina a partir de una identificación imaginaria.
 Acto que hace inexistir  al Otro lo que parece ser aceptado rápidamente por los padres.  La madre puede, orgullosa, decirle, “tu valor fue admirable” por como “enfrentaste a papá”.  En efecto, el padre, bastante atónito en un principio se resiste pero  finalmente acepta que “encima el nombre que eligió es lindo”.
Cabe preguntarse si esta autonominación mas allá de la particularidad de un casoimplica la caída del Padre del Nombre y prefigura una época en que los niños tendrán nombres transitorios hasta que puedan decidir cual eligen?
CUESTION DE GENERO
Pero dado que mas allá de la autonominación y  del orgullo materno los síntomas persistían y la situación segúia inmanejable se imponía  otra consulta.  Esta vez no fue el azar sino  la información que brinda la tia la  que dirige a padres y niño hacia un servicio que responde demandas de reasignación genital.La terapeuta que los atiende debió responder a la pregunta angustiosa:¿ porque uno de sus hijos varones dice ser una niña, se resiste a ir al colegio vestido de varón,  impone su nuevo nombre a riesgo de no hacer caso, de autoagredirse? ¿Cómo comportarse con él?
Momento decisivo. Sin grandes vacilaciones la terapeuta dice “se trata de una nena trans”.  Sorpresa ante el nuevo nombre:¿ será lo mismo trans que transgenero.?  Pero al  mismo tiempo alivio: ya sabemos que es.
Comenzará entonces un largo recorrido que aún no termina.  Gabriela , su hijo y su hasta entonces marido serán acompañados, comprendidos, guiados por quienes saben de lo que se trata:  una cuestión  de identidad de género.
Lo que nunca se advertirá es que ese nombre común tiene los mismos efectos que cualquier denostado diagnostico DSM y sus efectos de “patologización”: el niño será aquello que  lo  que lo nomina dice que es. Y una vez que se instala la certeza sobre la sexualidad no queda lugar para las preguntas.Pero como se verá estas aparecen en la intimidad del dialogo madre-hijo.

EL MOMENTO FORCLUSIVO
.Manuel, que dice llamarse Luana, tiene una respuesta a su ser una niña con pene, pero forclusiva.  A los 4 años, durante el baño, dice: “ yo no tengo penecito”.  El niño no solo no se lavaba el pene porque no lo tenÍa, tampoco quería hacer pis, por lo que se orinaba cuando no podía contenerlo Y se hacia caca porque ir al baño lo obligaba a ver su cuerpo desnudo.
El niño alucina negativamente, no ve lo que los demás ven.  Pero al rechazar una parte de su cuerpo también rechaza el significante “niña con pene”.El siguiente dialogo lo confirma
Niño: Vos tenéspenecito mama?
Madre:No .
N: Que tenes?
M:Vagina.
N ¿Valentina tiene penecito?
M: No, tu prima Valentina no tiene penecito.
N: No es una nena diferente.
M: No, vos sos una nena diferente y está bien, a mí me encantaría ser una nena diferente.
N: A mí me gustaría ser una nena común.
El niño puede al mismo tiempo que rechaza su cuerpo mantener un dialogo acerca de la diferencia sexual digno de un Juanito. Pero el azar, el destino, o mejor la prevalencia del discurso de género en nuestra sociedad hizo que nadie escuchara sus preguntas, sus vacilaciones. Como si el niño solo enunciara con sus palabras la certeza de su ser sexuado  (desde sus dos años!!)

LOS SINTOMAS SE AGRAVAN
Mientras que en la escuela ya no dicen  “las niñas a lavarse las manos” para no poner en un brete al niño,  la terapeuta pregunta a la madre si se anima a llevarla vestida de nena por la calle.  Al poco tiempo el padre estalla, agrede a la madre lanzándole almohadones, y se va de la casa para no volver. Para la madre se trata de “un machista, que no quiere aceptar lo evidente.”
Pero para sorpresa de todos, , porque todo parece ser conducido  por los carriles de adecuación del mundo al niño este  está cada vez más agresivo, rompe juguetes, viste repetidamente a su hermano de princesa, le pinta los juguetes de rosa, se lastima la cara, se tira del cabello delante de todos: ahora quiere ser una sirena.
Luego de 6 meses de  tratamiento psicológico y agravamiento sintomático, la terapeuta decide que es hora de una derivación a una psicóloga especialista en niños.
¿Pero a quien se estuvo tratando entonces sino a un niño? ¿o a una niña? Pero Manuel-Luana no era una niña, por supuesto, olvidamos que se trata de una niña trans. Que no es lo mismo.( La segregación que se quier sacar por la puerta retorna por la ventana.)

ALGUNOS DIALOGOS
Al niño se le supone un saber sobre si fundado en la “autopercepción” de su identidad sexual, que lo convierte en Otro tanto para su madre como para si mismo. De allí que sus preguntas resulten particularmente problemáticas. A lo largo de todo el libro se advierte que cada vez que surge el sujeto en su vacilación es el Otro de la teoría de género  el que responde, por boca de la madre .
Niño: no quiero ir más a ese jardín, mama´.
Madre: ¿Por qué? ¿ que pasó?
N: nada, córtame el pelo y decime Manuel.
M: Está bien, como vos quieras, mamá te ama igual y está bien lo que vos decidas.
Al rato la madre llama al hijo por su nombre
M: Manuel…………..
N: soy Luana  ¿Por qué me decisasi?
M: no me dijiste que te llamara Manuel?
N: No, ya se me pasó.
M: Bueno cualquier cosa me avisas.
Por la noche
M: ¿Qué pasó que me pediste que te corte el pelo?
N: Es que yo tengo que ser un nene
M: ¿Por qué tenes que serlo?
N: Porque tengo pene.
M:Pero vos sos una nena diferente.
N:Los nenes tienen pene, entonces tengo que ser un nene.
M:Vostenes que ser lo que tengas ganas de ser ¿Qué queres ser?
N:Una nena
M:¿entonces?
N:Las nenas tienen vagina y yo no.
M: Vos sos una nena, no importa si tenés o no pene.

El siguiente diálogo es cuando hay agravamiento de autoagresiones en el jardín, a sus cinco años , luego de un año de vivir como nena y de no cortarle el pelo
Luego de preguntar si ya tenia DNI dice:
N: que son estas cosas que tengo aca?
M:Testiculos
N: para que sirven?
(¿Como decirleque ahí se forman espermatozoides para tener hijos con una chica? piensa angustiada  la madre y responde:)
M: sirven para que el dia de mañana te construyan una vagina si vos querés.

ALGUNAS CONCLUSIONES
Por alguna razón la autora del libro y su hijo nunca tomaron contacto con un analista.  Esto es independiente de como puedan autodenominarse quienes hayan intervenido en el caso.  No se trata de tendencias ni escuelas, quienes creen en el inconciente no pueden dar lugar a ninguna “autopercepción” cuando de sexualidad humana se trata.  Lo contrario sería suponer que cada ser parlante es lo que dice ser cuando su decir queda reducido a sus enunciados. Pero la convicción yoica: “soy lo que digo ser”, engañosa, no tarda en caer. El pequeño Manuel lo demuestra cuando con sus preguntas, sus vacilaciones, sus giros, pone patas para arriba su “yo nena, yo princesa”.  Pero el enigma de la sexualidad, la complejidad de la asunción de una posición sexuada no parece propia de esta época y nadie parece advertirlo.
Una perspectiva posible, desde el psicoanálisis procuraría ubicar la posición del niño como sintomática y de establecer su relación con lo sintomático de la estructura familiar o lo que pueda representar de la verdad de la pareja parental.
Tambien en que medida en niño realiza del objeto a del fantasma materno. Me guío aquí nuevamente por “Dos notas sobre el niño”sin agotar las posibilidades que ofrece.(2)
Otro camino posible es ubicar las estructuras clínicas de los personajes de la historia: la psicosis materna y/o la del hijo.  ¿Y el padre?  Si no ocupó mucho lugar en este breve escrito es porque tampoco estuvo muy presente en el relato materno.  Salvo para indicar la poca altura de los acontecimientos a la que estuvo, sus angustiadas vacilaciones a la hora de comprarle juguetes de niña a su hijo, lo insoportable de verlo travestido al ir a la escuela, el padre sale de la escena tempranamente.  La madre hace hincapié en su proclividad a dichas salidas, lo que, es necesario decirlo, suena convincente.
Pero volviendo al tema de la estructura clínica de madre e hijo, creo firmemente que no es una via fructífera. Aunque la psicosis de la madre fuera evidente, lo que no es claro de ningún modo, no sería válido establecer una relación de causalidad con la posición del niño. En cuanto al niño, sus preguntas, en que se diferencian de  las de un Juanito?  Por supuesto, no podrían superponerse plenamente, pero la época y sus novedades no ha podido dejar atrás el enigma esencial: ¿en que consiste la diferencia entre los sexos?
Entiendo , aunque a esta altura ya sea cosa un tanto remanida, que lo que podemos llamar discurso transexual, de aparición relativamente reciente, debiera permitir un campo de investigación.
Esto implica soportar , luego del instante de ver, un tiempo de comprender de duración suficientemente extenso que postergue el momento de concluir, lo que sea necesario.
La vía diagnóstica hace de brújula frecuentemente, se sabe que esa es su función.  Pero también puede ser obstáculo en la medida que remite a lo ya conocido.  Y si el psicoanalista se diferencia de quien no lo es, es porque puede poner su no-saber en juego  con cada nuevo paciente. Interesante hubiera sido que el pequeño Manuel-Luana hubiera tenido la oportunidad de una escucha.
                                                                     Néstor Yellati 
                                                                                     

NOTAS      1)   “Dos notas sobre el niño” Jacques Lacan. Intervenciones y Textos. Manantial. 1988. Pag 55 y 56. 
2)    Ibidem

Agradecemos a Néstor Yellati su  texto.